El gran día de Martín



Había una vez en un pintoresco barrio de Buenos Aires, un niño llamado Martín que tenía 6 años. Martín era un niño alegre y juguetón, le encantaba correr y jugar con sus amigos en el parque. Sin embargo, Martín tenía un pequeño secreto: aunque sabía usar el baño, a veces prefería esconderse y usar su pañal para hacer popó.

Un día, su hermana Valentina, que era un poco mayor que él, lo descubrió. Ella, siendo muy astuta, decidió que era el momento de ayudar a su hermano a superar este pequeño inconveniente.

"Martín, ¿por qué te escondés para hacer popó en tu pañal?" - le preguntó Valentina con curiosidad.

"Porque me gusta más. No quiero usar el baño, es aburrido" - respondió Martín, encogiéndose de hombros.

Valentina pensó un momento. Sabía que Martín no podía seguir así. Decidió que tenía que ayudarlo, pero de una manera divertida.

"¿Qué te parece si hacemos un trato?" - sugirió Valentina.

"¿Qué trato?" - Martín lo miró intrigado.

"Si usás el baño un par de veces este fin de semana, yo te llevo al centro comercial y elegimos un juguete nuevo juntos" - dijo emocionada.

Martín se quedó pensativo.

"Está bien, pero no me gusta usar el baño con tanta gente" - concedió el niño.

El sábado, era un día soleado, y Valentina se había propuesto llevar a Martín a un emocionante paseo. Después de un rico desayuno, los dos hermanos se pusieron en marcha al centro comercial. Sin embargo, mientras caminaban entre tiendas llenas de luces y ruido, Martín empezó a sentir que necesitaba ir al baño.

"Uh-oh, Valen, tengo ganas de hacer popó" - dijo Martín un poco nervioso.

"¡Vamos! Hay un baño cerca, no hay problema" - respondió Valentina, animándolo.

Martín miró a su alrededor, había muchas personas.

"No, no quiero. Prefiero mi pañal" - dijo rápidamente.

Valentina se preocupó un poco, pero no quería que Martín se sintiera avergonzado. Entonces tuvo una idea.

"¿Sabés qué? Si no vas al baño, podríamos perder la oportunidad de ver a tu personaje de dibujos animados favorito que va a estar en la zona de juegos... ¡y quién sabe! Tal vez tengamos una firma de autógrafos" - dijo Valentina mientras lo guiaba hacia el baño.

Los ojos de Martín brillaron ante la posibilidad.

"¿En serio? ¿El famoso Pato Pipo?" - preguntó emocionado.

"Sí, pero tenés que usar el baño primero" - insistió Valentina.

Con un pequeño empujón de emoción y curiosidad, Martín decidió que era el momento. Juntos entraron al baño, y aunque al principio estaba un poco asustado, se dio cuenta de que no estaba solo.

"Valen, ¿realmente puedo hacerlo?" - preguntó con dudas.

"Claro que sí, Martín. Sos un campeón. ¡Ya lo hiciste antes!" - lo alentó su hermana.

Con un profundo suspiro y un poco de nervios, Martín hizo lo que tenía que hacer. Cuando salió del baño, se sentía como un héroe.

"Lo logré, Valen, lo logré!" - gritó feliz.

"¡Sabía que podías! Ahora, a ver a Pato Pipo" - dijo Valentina, abrazándolo.

Finalmente, llegaron a la zona de juegos donde estaba Pato Pipo. Martín se sintió orgulloso y emocionado, al igual que todos los niños que estaban ahí. Se sacó una foto con su ídolo y recibió su autógrafo.

"Gracias, Valen. No me siento avergonzado de usar el baño. Fue genial" - le dijo, con una gran sonrisa.

Valentina le sonrió, porque sabía que este era solo el comienzo de nuevas aventuras.

"¿Ves? No hay nada que temer. Usar el baño puede ser tan divertido como jugar con tu pañal" - concluyó.

Desde ese día, Martín decidió que usar el baño era lo mejor. Y aunque a veces aún se salía con su pañal, siempre recordaba la gran aventura que vivió en el centro comercial y cómo su hermana lo ayudó a superar sus temores, convirtiéndolo en un niño fuerte y valiente.

Y así, los dos hermanos continuaron disfrutando de cada día juntos, siempre apoyándose el uno al otro y riendo de todas las pequeñas locuras de la vida.

Fin.

FIN.

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