El Gran Día de Pipo
Había una vez un pequeño perro llamado Pipo que vivía en un barrio lleno de árboles y flores. Pipo era un perrito alegre que siempre corría y jugaba con los niños del vecindario. Pero había algo que hacía que Pipo se sintiera un poco triste.
Un día, mientras jugaba a la pelota con su mejor amigo, un niño llamado Tomi, Pipo se dio cuenta de que necesitaba hacer sus necesidades. "¡Oh, no!"- pensó Pipo. "No tengo idea de cómo recoger mis heces, siempre depende de Tomi para eso."-
Pipo, con su pancita miedosa, decidió que era el momento de aprender. "Tomi, necesito algo de ayuda"- dijo Pipo moviendo su colita. "¿Cómo puedo hacer para recoger mis heces?"-
Tomi se agachó y le acarició la cabecita. "No te preocupes, Pipo. Hay muchas maneras de hacerlo. ¿Te gustaría que te enseñe?"-
Pipo movió su colita feliz. "¡Sí, por favor!"-
Tomi empezó a contarle. "Mirá, cuando te sientas a hacer, hay que esperar un ratito. Luego, podemos usar una bolsa de plástico para recogerlas. ¡A veces se necesita un poco de ayuda!"-
Pipo escuchaba con atención y pensaba en cómo sería capaz de hacerlo por sí mismo.
Esa tarde, Pipo fue al parque con Tomi. Todos los niños estaban allí, jugando felices. Pipo se acercó a un árbol y sintió que era el momento. "Voy a hacerlo"- pensó, mientras se acomodaba.
Hizo sus necesidades, pero luego se dio cuenta de que se había olvidado cómo recogerlas. Se sintió un poco desanimado.
Pero de repente, vio a un perrito mayor llamado Rocky. Rocky estaba recogiendo las heces con una bolsita de colores. Pipo se acercó.
"¡Hola, Rocky! ¿Cómo podés hacerlo tan fácil?"- pregunta Pipo lleno de curiosidad.
"Es muy simple, Pipo. Solo hay que practicar. Yo estoy aquí desde hace años y al principio me costaba, pero ahora se siente natural."- Rocky sonrió y le mostró cómo había aprendido.
Entonces, Pipo tuvo una idea brillante. "¿Podrías enseñarme a hacerlo, por favor?"- dijo Pipo emocionado.
"Claro que sí, amigo. Vengan todos, ¡es hora de aprender!"- Rocky llamó a los demás perritos y comenzaron a practicar juntos.
Con cada intento, Pipo se sentía más seguro y divertir. Todos los perritos tomaron una bolsa y un rato después se veían felices recogiendo sus heces. El parque estaba limpio y los niños sonreían al ver lo bien que se comportaban sus amigos animals.
Al final del día, el sol se estaba poniendo y Pipo se sentía muy orgulloso de sí mismo. "Gracias, Rocky. Nunca pensé que podría hacer algo así por mí mismo."-
"Siempre se puede aprender cosas nuevas, Pipo. Solo hay que intentarlo y ayudar a los demás a hacerlo también."- Rocky sonrió sabiendo que había hecho un buen amigo.
Desde aquel día, Pipo se convirtió en un ejemplo para los demás perritos del barrio. ¡Ya no solo giraba en la pelota, sino que también recogía sus heces!
Los niños estaban felices y todos aprendieron que cuidar el espacio de juego era muy importante.
Y así, Pipo encontró la felicidad en aprender algo nuevo y compartió esa alegría con sus amigos, mostrando que siempre hay una manera de ayudar y ser responsable.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.