El Gran Día del Maestro en el Jardín Cascanueces



Era un hermoso día soleado en el Jardín Cascanueces. Los colores de las flores brillaban con intensidad, los pájaros cantaban melodías alegres y el aire estaba lleno de risas y felicidad. Era el Día del Maestro, y las seños Isa, Ale, Lucía, Meli, Jacky, Gaby y todas las seños del jardín estaban listas para celebrar.

- ¡Feliz Día del Maestro a todas! - dijo la seño Isa, con una gran sonrisa mientras se acomodaba el delantal.

- ¡Sí, feliz día! - exclamaron las demás con entusiasmo.

Las seños decidieron organizar un festejo especial y comenzaron a preparar todo. Cada una se encargó de una actividad diferente. La seño Ale decidió hacer una búsqueda del tesoro, la seño Lucía preparó un cuento para contarles a los niños, la seño Meli hizo un taller de arte, y la seño Jacky se encargó de los juegos al aire libre.

- ¡Esto va a ser inolvidable! - decía cada una mientras coordinaron los detalles.

A medida que transcurría la mañana, los niños llegaron emocionados al jardín. Al enterarse de las sorpresas que les esperaban, sus caritas brillaban de alegría.

- ¡Vamos, vamos a encontrar el tesoro! - gritó uno de los niñitos.

- ¡Y después vamos a hacer arte! - respondió otro entusiasmado.

Pero, justo cuando las seños estaban a punto de iniciar la búsqueda del tesoro, comenzaron a notar que algo raro sucedía. Los globos que habían preparado para decorar el jardín comenzaron a desinflarse uno a uno y, después, un pequeño viento sopló y voló algunos elementos que habían preparado.

- ¡Oh no! - exclamó la seño Gaby, mientras intentaba atrapar un globo que se escapaba. - Vamos a perder toda la decoración.

Las seños miraron preocupadas, pero la seño Meli tuvo una idea brillante.

- ¡Chicas, no hay que desanimarse! Si los globos se van, ¡hagamos que esta fiesta sea aún más especial con lo que tenemos! - sugirió con una sonrisa.

Todas las seños se unieron a la idea y comenzaron a pensar en cómo podían transformar la situación a su favor. La seño Lucía propuso un juego de improvisación en el que todos tuvieran que usar elementos reciclados para crear sus propias decoraciones.

- ¡Es una gran idea! - dijo la seño Jacky. - Vamos a hacer una competencia de arte con los materiales que tenemos.

Y así, los niños, bajo la dirección de las seños, comenzaron a crear con lo que encontraron: cartones, papeles de colores, hojas y hasta viejas cintas de regalo. Risas y creatividad llenaron el aire mientras cada uno hacía su propia obra de arte.

- ¡Miren lo que hice! - gritó un niño sosteniendo un sombrero hecho de papel.

- ¡Y yo hice una corona de flores! - respondió otra niña contenta.

Al final de la actividad, el jardín se vistió de colores, no solo con las decoraciones improvisadas, sino también con la alegría y creatividad de todos.

- ¡Esto es mucho mejor que los globos! - dijo la seño Ale, maravillada.

- ¡Sí! Esto nos enseñó que siempre hay que encontrar una solución y divertirnos con lo que tenemos - contestó Gaby, con orgullo por su equipo.

Finalmente, las seños y los niños disfrutaron de una increíble fiesta llena de juegos, cuentos y risas, y al final del día, organizaron una ceremonia de agradecimiento en donde cada niño le dio un dibujo a su seño.

- ¡Gracias, seño! - decían mientras le entregaban sus obras.

- ¡Gracias a todos ustedes, son lo mejor! - respondían las seños, con los ojos brillantes de emoción.

Esa jornada demostró que lo más importante no son los globos o la decoración perfecta, sino el amor, la creatividad y el trabajo en equipo. Y así, el Jardín Cascanueces celebró su día de una manera especial, recordando que siempre hay espacio para la diversión y la enseñanza, sin importar lo que pase.

Y desde ese día, todos los años, celebraban el Día del Maestro con una gran actividad creativa, recordando aquel día en que lo que parecía un contratiempo se convirtió en la mejor fiesta de todas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!