El Gran Día del Respeto en el Bosque Mágico



Era un soleado día en el Bosque Mágico, donde vivían animales de todos los colores y tamaños. Un lugar donde todos eran amigos, pero también un lugar donde a veces ocurrían ciertas peleas. Los animales, aunque muy diferentes, tenían un gran problema: no siempre respetaban el cuerpo de los otros.

Un día, el sabio búho, Don Sabiduría, decidió que era hora de hacer un Gran Día del Respeto. Quería que todos los animales aprendieran lo importante que era respetar no solo su propio cuerpo, sino también el de los demás. Así que, llamó a una reunión en la gran roca del ahuehuete.

"¡Atención, amigos!" - comenzó Don Sabiduría "Hoy es un día especial, vamos a hablar sobre el respeto. ¿Quién quiere compartir lo que siente cuando alguien no respeta su espacio?"

La ardilla, que siempre saltaba de un lado al otro, levantó su patita y dijo:

"A veces, cuando el conejo viene y me empuja mientras juego con mi nuez, me siento muy mal y me hace querer llorar."

"¡Sí!" - gritó el conejo, que estaba escuchando desde un árbol. "Yo solo quería jugar, no me doy cuenta que empujar puede ser malo."

Don Sabiduría sonrió y dijo:

"Es genial que lo reconozcas, Conejo. Jugar y compartir es importante, pero tenemos que recordar que todos tenemos un cuerpo y debemos cuidarlo y respetarlo."

Luego, el zorro, un poco travieso, se acercó y dijo:

"A mí, me gusta correr rápido, pero a veces empujo a otros animales sin querer. ¿Qué puedo hacer?"

Don Sabiduría pensó un momento y contestó:

"Puedes pedir disculpas, Zorro. Y, sobre todo, puedes animar a tus amigos a jugar juntos. Así ellos se sentirán bien y tú también. Cuídate y cuida a los demás."

A medida que pasaba la hora, los animales empezaron a compartir sus experiencias.

El loro, que siempre repetía todo lo que escuchaba, voló alto y dijo:

"¡Hay que jugar sin empujar a los amigos! ¡Hay que pedir permiso al jugar! ¡Sí, sí!"

Los otros animales se rieron y acordaron que el loro tenía razón.

De repente, el pequeño ratón, que siempre había sido muy tímido, decidió dar un paso al frente.

"A veces me siento triste cuando me ignoran en los juegos."

Todos los animales lo miraron con sorpresa y dijo la tortuga, que siempre era muy comprensiva:

"Es importante escuchar a nuestros amigos, Ratón. ¡Hoy aprendemos a incluir a todos en nuestros juegos!"

Don Sabiduría asentía mientras todos discutían sobre cómo jugar plenamente juntos.

"Entonces, ¿haríamos un juego junto? Yo tengo una idea. ¡Hagamos un juego de respeto!"

Todos se entusiasmaron y se agruparon por parejas, donde un animal tenía que actuar y el otro adivinar. Durante el juego, los animales debían recordar ser gentiles y no empujar, sino que tenían que hablar y risas llenaron el Bosque.

Al finalizar el día, Don Sabiduría miró a todos y dijo:

"¡Hoy han aprendido algo esencial! El respeto es como un abrazo. Cuida de ti mismo y también de los demás. Cuando juguemos, juguemos cuidándonos."

Todos juntos respondieron:

"¡Sí! ¡Respeto a mi cuerpo y al de mis amigos!"

Desde aquel día, el Bosque Mágico se llenó de juegos alegres y llenos de risas. Los animales, ahora más amigos que nunca, aprendieron a respetarse y a cuidar su espacio, disfrutando de cada momento juntos.

Y así, el Gran Día del Respeto se convirtió en una celebración anual, donde los animales recordaban siempre la valiosa lección: el respeto es lo que hace fuerte la amistad. Después de todo, todos merecemos ser respetados en nuestros cuerpos y en nuestros sentimientos.

FIN.

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