El gran día del salón de clases
Había una vez en una escuela muy especial, un grupo de amigos que eran los más creativos y divertidos de todos. Sus nombres eran Pinturita, Construyito, Organizina y Obedito.
Pinturita era un lápiz mágico que podía dibujar cualquier cosa con solo tocar el papel. Construyito era un juguete constructor que podía crear increíbles edificios y casitas. Organizina era una pequeña libreta que siempre tenía todo en orden y sabía dónde estaba cada cosa.
Y por último, pero no menos importante, estaba Obedito, quien siempre hacía lo que se le decía sin protestar.
Un día soleado, los cuatro amigos estaban jugando en la sala de clases cuando su maestra les dio una tarea muy especial: tenían que organizar el salón para la visita del director de la escuela al día siguiente. Todos estaban emocionados por mostrarle a su director lo bien que trabajaban juntos.
Construyito comenzó a construir mesas y sillas nuevas para darles la bienvenida a los visitantes. Pinturita pintó hermosos carteles con colores brillantes para decorar las paredes del salón. Organizina tomó su lugar junto a ellos y anotó todas las cosas importantes que debían hacer.
Mientras tanto, Obedito se encargaba de seguir las instrucciones al pie de la letra. "¡Ordenen los libros!", dijo la maestra. Y Obedito rápidamente organizó todos los libros en sus respectivas estanterías. "¡Limpia el piso!", gritó la maestra nuevamente.
Y sin dudarlo, Obedito tomó una escoba y comenzó a barrer el salón. Poco a poco, el salón se transformaba en un lugar hermoso y ordenado.
Los amigos estaban muy contentos con su trabajo y sabían que habían hecho lo mejor que podían. Al día siguiente, cuando el director llegó a la escuela, quedó impresionado al ver cómo los niños habían preparado todo con tanto esmero.
Felicitó a Pinturita por sus coloridos carteles, aplaudió a Construyito por las mesas y sillas tan bien hechas y le dio una palmadita en la espalda a Organizina por mantener todo tan ordenado.
Pero lo más importante de todo fue cuando el director se acercó a Obedito y le dijo: "¡Eres un ejemplo de responsabilidad! Gracias por hacer siempre lo que se te pide sin protestar". Obedito sonrió orgulloso y supo que había hecho algo muy especial.
Todos los amigos se dieron cuenta de la importancia del orden, el trabajo en equipo, la responsabilidad y la obediencia. Desde ese día, Pinturita, Construyito, Organizina y Obedito siguieron siendo los más creativos de todos los niños de la escuela.
Y cada vez que tenían una tarea por hacer, trabajaban juntos recordando siempre las virtudes del orden, trabajo, responsabilidad y obediencia. Y así termina nuestra historia queridos niños. Recuerden siempre ser creativos como Pinturita, constructores como Construyito, organizados como Organizina y obedientes como Obedito.
Siempre podrán lograr grandes cosas si trabajan juntos con amor y dedicación. ¡Hasta la próxima aventura!
FIN.