El Gran Día del Sol Brillante



Era una mañana hermosa en el pueblo de Los Rayitos, donde todos los días el sol amarillo brillaba con fuerza. El sol, que tenía una boca grande y una sonrisa radiante, siempre estaba feliz al ver a los niños jugar. //

- ¡Hola, Sol! - gritaron todos los chicos al verlo salir por encima de las montañas. //

- ¡Hola, mis queridos amigos! - respondió el Sol con su voz cálida y risueña. - ¿Están listos para jugar y aprender algo nuevo hoy? //

Los niños saltaron de alegría. Para ellos, cada día con el sol era una nueva aventura llena de diversión. Pero ese día sería especial, ya que el sol tenía un plan: quería enseñarles sobre la importancia de cuidar la naturaleza.

- Chicos, hoy vamos a hacer algo muy divertido - dijo el Sol. - Vamos a pescar, pero no solo eso, también vamos a aprender sobre cómo cuidar a nuestros amigos del río. //

- ¡Sí! - clamaron todos. - ¡Vamos a pescar! //

El Sol brilló aún más, al ver la emoción en sus rostros. Mientras caminaban hacia el río, el Sol les contó sobre los distintos peces que habitaban en sus aguas. //

- Hay truchas, carpas y también ranas. Todos son importantes para el ecosistema. Les enseñaré cómo pescarlos sin dañarlos. //

Una vez que llegaron, el Sol les explicó cómo hacer cañas con elementos reciclables. Los niños escucharon atentamente y comenzaron a construir sus cañas. Pero mientras lo hacían, uno de los niños, Lucho, se dio cuenta de que el agua del río estaba un poco sucia. //

- ¡Miren! - exclamó Lucho señalando las botellas y papeles que flotaban. - ¿Por qué hay basura en el río? //

El Sol se puso un poco serio. //

- Lucho, eso es un gran problema. La basura contamina el agua y afecta a los peces y todos los seres que viven aquí. Pero aún podemos hacer algo para ayudar. ¿Quieren unirse a mí en una limpieza? //

Los niños miraron al Sol con determinación. Todos gritaron al unísono. //

- ¡Sí, hagámoslo! //

Y así, se pusieron manos a la obra. Con bolsas reciclables en mano, comenzaron a recolectar toda la basura que encontraban. El Sol sonreía, sintiendo su alegría y entusiasmo. //

- ¡Ustedes están haciendo un gran trabajo! - dijo el Sol. //

Mientras limpiaban, también aprendieron sobre la importancia de no arrojar basura y cómo pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia. Después de un rato, el paisaje de la orilla del río se transformó. //

- ¡Miren lo limpio que quedó! - dijo Sofía, una de las niñas. - Ahora los peces pueden vivir felices aquí. //

El Sol brillaba con más fuerza. //

- Exactamente, Sofía. Cada uno de ustedes tiene el poder de cuidar de la naturaleza. Y ahora, ¡es hora de pescar! //

Con todas las cañas listas, los niños se aventuraron al agua. Pescaron con alegría, pero recordaron lo que aprendieron. No se llevaron los peces a casa, sino un par de fotos y muchos recuerdos felices. Al final del día, el Sol se despidió de ellos. //

- Estoy muy orgulloso de cada uno de ustedes. Hicieron algo maravilloso hoy. Recuerden siempre cuidar de la naturaleza. ¡Hasta mañana! - dijo el Sol mientras se escondía tras las montañas. //

Y desde entonces, en el pueblo de Los Rayitos, cada vez que el Sol salía, todos recordaban la importancia de cuidar su entorno y cada día se convertía en una nueva aventura.

FIN.

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