El Gran Dinosaurio Naranja y Sus Amigos de la Selva
En la vasta y colorida selva de Dinojungle, vivía un dinosaurio muy especial llamado Martín, que era de un brillante color naranja. Martinsauri, como lo llamaban sus amigos, era un tierno y alegre brontosaurio que siempre tenía una sonrisa en su rostro. No era solo su color lo que lo hacía especial, sino también su capacidad para hacer reír a todos sus amigos: los loros charlatanes, los traviesos monos y hasta los tranquilos elefantes.
Una mañana, mientras el sol brillaba intensamente, Martín decidió organizar una gran fiesta en la selva para celebrar la amistad. Todos estaban muy emocionados.
"¡Va a ser la mejor fiesta de la historia!", gritó Chispa, el loro, mientras daba vueltas en el aire.
"¿Habrá banana?", preguntó Tito, el mono, que siempre estaba pensando en su fruta favorita.
"Por supuesto, habrá de todo: bananas, fresas y hasta torta de miel!", respondió Martín, saltando de alegría.
Los preparativos comenzaron. Todos los animales de la selva se ofrecieron a ayudar. Los pájaros decoraron las ramas con hojas de colores, y los elefantes trajeron agua fresca del río. Pero cuando todo parecía ir viento en popa, un fuerte trueno resonó en el cielo, y las nubes comenzaron a oscurecerse.
"¡No puede ser!", exclamó Martín, preocupado.
"¿Qué haremos si llueve?", preguntó Tina, la tortuga.
Entonces, Chispa dijo:
"Quizás podemos hacer la fiesta bajo los grandes árboles, ellos nos protegerán de la lluvia."
Martín, aliviado por la idea, convocó a todos para mover la fiesta al claro del gran baobab, donde habría suficiente espacio. Pero cuando todos se habían acomodado, el viento comenzó a soplar con fuerza, y una enorme rama se quebró, cayendo cerca de ellos.
"¡Eso fue peligroso!", gritó Tito, muy asustado.
"¿Y si cancelamos la fiesta?", sugirió Tina, temerosa.
Martín miró a sus amigos y, aunque estaba muy preocupado, sintió que debía ser fuerte por ellos.
"No, no podemos rendirnos ahora. ¡La amistad es más fuerte que una lluvia o un viento! Vamos a celebrar nuestra unión, ¿sí?"
Los amigos, inspirados por las palabras de Martín, empezaron a pensar en cómo podían seguir adelante. Chispa tuvo una gran idea.
"¡Hagamos una fiesta de baile al aire libre! Podemos reunirnos en el claro y bailar juntos hasta que pase la tormenta!"
¡Así lo hicieron! Los animales comenzaron a bailar bajo la lluvia, y aunque se mojaran, eso no les importaba. Martín, con su brillo naranja, se movía como nunca, haciendo reír a todos. La alegría era contagiosa y, de repente, la tormenta se sintió menos terrorífica.
En medio del baile, la lluvia se convirtió en un suave rocío, y frecuentemente se viéndoles por encima incluso un arcosímbolo entre las nubes.
"¡Miren, un arcoíris!" gritó Tito, llenándose de asombro.
"Significa que la fiesta se volvió mágica!", acotó Tina. Todos aplaudieron y rieron con fuerza. Y así, no solo celebraron la amistad, sino que la lluvia trajo un espectáculo maravilloso: un arcoíris radiante.
Cuando la fiesta concluyó, los amigos se abrazaron.
"Gracias, Martín, por inspirarnos a no rendirnos", dijo Chispa.
"Eres el mejor amigo que se podría pedir", agregó Tito emocionado.
Y así, todos aprendieron una valiosa lección esa noche: que la amistad puede brillar incluso en los días más oscuros y que juntos, pueden superar cualquier tormenta.
Martín, con su color naranja, se aseguró de que cada día en la selva estuviera lleno de risas, amor y, sobre todo, amistad. Desde ese día, cada vez que la lluvia llegaba, recordaban la gran fiesta bajo el arcoíris, y siempre estaban listos para bailar al ritmo de la vida.
FIN.