El Gran Dragón Verde y el Castillo de los Sueños



Érase una vez en un lejano y mágico reino, un enorme castillo de piedras brillantes que se alzaba en lo alto de una montaña. Este castillo era conocido como el Castillo de los Sueños, y era famoso en toda la tierra por ser el hogar de un grandioso dragón verde llamado Baltasar.

Baltasar no era un dragón común. Tenía alas enormes que podían cubrir el cielo y un corazón tan grande como su tamaño. A pesar de su apariencia imponente, era un dragón amable que amaba jugar con los niños del pueblo cercano. Los niños solían acercarse al castillo, donde Baltasar les contaba historias de aventuras y sueños.

Un día, un grupo de niños se acercó al castillo y vieron a Baltasar, que estaba sentado sobre un montón de nubes blancas como algodón.

"¡Hola, Baltasar!" - gritó Sofía, la más valiente del grupo. "¿Nos cuentas una historia hoy?"

"¡Por supuesto!" - respondió Baltasar, su voz resonaba como un trueno suave. "Hoy les contaré sobre la montaña de los deseos. Cada deseo que se pide con el corazón puede hacerse realidad, pero deben ser sinceros y tener buenas intenciones."

Los niños escuchaban con atención mientras Baltasar comenzaba su relato. Pero, de repente, un pequeño dragón negro llamado Tizón apareció volando y se posó cerca de Baltasar.

"¡Hola, amigos!" - dijo Tizón. "He venido a llevarlos a la montaña de los deseos. ¡Quiero que vean que los sueños pueden volar alto!"

Los niños estaban emocionados y rápidamente aceptaron la invitación. Tizón batió sus alas con fuerza y los llevó en un viaje por el cielo, sobre ríos, bosques y praderas.

Al llegar a la montaña de los deseos, los niños vieron un cielo estrellado lleno de colores. Sin embargo, también notaron que la montaña estaba cubierta de nubes oscuras.

"¿Por qué la montaña está tan oscura?" - preguntó Lucas, un niño curioso.

"La oscuridad se debe a los deseos egoístas que nunca se cumplieron" - explicó Baltasar. "Cuando un deseo se pide solo para uno mismo, se convierte en nube oscura. Pero juntos podemos iluminarla."

Entonces, Baltasar, Tizón y los niños comenzaron a pedir deseos, pero esta vez los desearon para los demás.

"Yo deseo que la señora Rosa tenga flores hermosas en su jardín", dijo Sofía.

"Yo deseo que todos los niños tengan juguetes para jugar", añadió Lucas.

A medida que los deseos sinceros y bondadosos llenaban el aire, las nubes oscuras comenzaron a desvanecerse, y un brillo dorado iluminó la montaña.

"¡Miren!" - gritó Tizón. "¡Lo estamos logrando!"

Pero de repente, un fuerte viento sopló, y las nubes oscuras intentaron regresar. Baltasar y Tizón se dieron cuenta de que necesitaban unir sus fuerzas.

"Juntos, podemos vencerlas", dijo Baltasar. "¡Ayúdennos todos! ¡Usen su voz y pidan deseos para otros!"

Los niños se unieron a Baltasar y Tizón, y comenzaron a cantar una dulce melodía mientras pedían más deseos desinteresados.

"Deseo que todos sean felices"

"Deseo que nunca falte comida en la mesa de nadie"

"Deseo que todos tengan amigos con quienes jugar"

Con cada deseo, la luz crecía más y más, y las nubes oscuras comenzaron a desvanecerse por completo. Al final, una brillante luz del arcoíris iluminó toda la montaña, llenándola de colores.

"¡Lo logramos!" - exclamó Baltasar con alegría. "Los deseos llenos de amor y bondad son más poderosos que cualquier sombra."

Los niños miraron a su alrededor, admirando la belleza que habían ayudado a crear. Sabían que el verdadero valor estaba en desear y ayudar a los demás, y eso los hizo sentir muy felices.

De regreso en el castillo, Baltasar les dijo: "Recuerden, pequeños amigos, que cada vez que piensen en un deseo, piensen también en los demás. La magia está en compartir y ayudar."

Los niños prometieron que siempre tendrían en cuenta los deseos para los demás. Desde ese día, el Castillo de los Sueños se llenó de risas y alegría, y Baltasar se convirtió en el guardián de los sueños bondadosos.

Y así, en aquel reino lejano, los sueños y las amistades brillaban más que nunca, todo gracias a un gran dragón verde, su amigo Tizón y un grupo de niños que aprendieron el poder de desear con el corazón.

FIN.

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