El Gran Encuentro de la Seguridad Vial
Era un miércoles soleado en la ciudad de Villa Tranquila, donde todos los niños esperaban ansiosos la llegada de la movilidad escolar para llevarlos a la escuela. La señora Clara, la conductora del pequeño colectivo amarillo llamado ‘Bubtitulu’, era conocida por todos como una experta en hacer que el viaje fuera divertido y seguro.
- ¡Buenos días, chicos! - saludó Clara mientras abría la puerta del colectivo.
- ¡Buen día, Clara! - gritaron al unísono los niños mientras se subían.
Clara siempre les contaba cuentos sobre la seguridad vial y les enseñaba cómo cruzar la calle. Sin embargo, esa mañana, un giro inesperado cambiaría el rumbo del día.
Al llegar a la escuela, justo cuando Clara estaba estacionando, un coche azul dio un giro inesperado y casi choca con el colectivo.
- ¡Cuidado! - gritó Clara.
El auto se detuvo de golpe y su conductor, un joven llamado Lucas, parecía muy preocupado.
- ¡Lo siento mucho! - dijo Lucas, bajándose del auto. - No te vi. Estoy aprendiendo a manejar y todavía me falta mucho.
Clara, siendo una experta en situaciones complicadas, decidió no enojarse.
- No pasa nada, Lucas - respondió gentilmente. - Pero es importante que entendamos todas las reglas de la seguridad vial. ¿Te gustaría que te enseñemos algunos consejos?
Los niños, emocionados, comenzaron a escuchar con atención.
- ¡Sí, sí! - gritaron. - Queremos ayudar a Lucas.
Clara organizó a los niños en fila y con la ayuda de Lucas empezaron a practicar cómo cruzar la calle de forma segura. Les enseñó a mirar a ambos lados, a esperar que el semáforo estuviera verde y a nunca correr cuando se cruza.
- Recuerden, chicos, siempre es mejor ser pacientes y cuidar de los demás. - explicó Clara.
Lucas, que estaba muy atento, tomó nota de cada uno de los consejos.
- ¿Puedo intentar cruzar la calle con ustedes? - preguntó, entusiasmado.
- ¡Claro! - respondieron los niños en coro, emocionados por poder ayudar a Lucas a convertirse en un mejor conductor.
Así fue que los niños, junto con Clara, practicaron durante una hora y se divirtieron mucho al mismo tiempo. Cada vez que Lucas cometía un error, un niño lo ayudaba a corregirlo.
Al final del día, Lucas sonreía y parecía más seguro.
- Gracias, chicos. Ahora sé que siempre debo prestar atención y que manejar es una gran responsabilidad - dijo mientras se despedía.
- ¡Vuelve a visitarnos, Lucas! - pidieron los niños.
Clara sonrió y añadió:
- Sabemos que todos cometemos errores y lo importante es aprender de ellos. ¡Y juntos podemos hacer de este mundo un lugar más seguro para todos!
Desde ese día, Lucas se convirtió en un habitual en Villa Tranquila, cada vez que pasaba por la escuela, siempre saludaba a sus nuevos amigos y les recordaba lo importante que era la seguridad vial. Y así, en un día normal que casi termina en un accidente, nació una bonita amistad y un gran compromiso por cuidarse entre todos.
FIN.