El Gran Encuentro de las Emociones
En un hermoso bosque lleno de colores, vivían ocho amigos muy especiales: Tristeza, Alegría, Rabia, Aburrimiento, Furia, Envidia, Miedo y Ansiedad. Cada uno de ellos representaba una emoción diferente, y aunque a veces se encontraban y jugaban juntos, no siempre estaba claro cómo esas emociones convivían. Un día, decidieron hacer una reunión para hablar sobre sus sentimientos y cómo podían ayudarse unos a otros.
Al comenzar la reunión, Alegría era la primera en hablar.
"¡Hola, amigos! Estoy tan contenta de que hayamos decidido reunirnos. Es importante que hablemos de cómo nos sentimos todos. ¡La vida es más linda cuando compartimos!"
"Claro, Alegría. Pero a veces me siento muy sola", dijo Tristeza con una voz suave.
"A mí no me gusta cuando te sientes así. Quiero que todos seamos felices", continuó alegría.
Rabia se cruzó de brazos y dijo:
"Pero, ¿y qué pasa cuando alguien nos hace enojar? Yo no quiero quedarme callada. A veces siento muchas cosas dentro de mí que necesitan salir."
"Entiendo lo que decís, Rabia, pero no todo tiene que solucionarse gritando", intervino Furia, aún con una gran nube oscura sobre su cabeza.
Entonces, Aburrimiento intervino:
"Pero la verdad es que a veces estoy tan aburrido que ni siquiera sé qué hacer. Eso me hace sentir como si no importara nada. A veces quisiera ser parte de una gran aventura."
"¡Yo amo las aventuras!" gritó Alegría,
"Podemos hacer algo divertido juntos, ¿qué tal si vamos a explorar el bosque?"
Pero Miedo se mostraba dubitativo:
"No estoy seguro… El bosque puede ser un lugar peligroso y nunca sabemos qué nos podemos encontrar.«
"Pero Miedo, no podemos vivir siempre con miedo a lo desconocido", dijo Ansiedad que parecía inquieta.
"Sin embargo, sentir responsabilidad también es importante. A veces me asusta pensar en lo que podría pasar, eso me hace sentir ansiosa todo el tiempo. ¿Y si algo sale mal?"
En medio de estas emociones difíciles, Envidia miraba a sus amigos con anhelo.
"A veces siento que no soy tan importante como ustedes, siempre parecen divertirse. ¿Por qué no puedo ser como ustedes?"
Todos se miraron con comprensión y Alegría dijo:
"Envidia, todos tenemos un lugar especial en esta aventura. Tu forma de ver el mundo es única, y eso es lo que te hace especial. Además, podemos encontrar formas de compartir la felicidad ."
Sintiéndose reconfortada, Envidia sonrió un poco, pero aún había tensiones. Las emociones comenzaron a discutir sobre el camino a seguir.
"Yo quiero ir a la parte más alta del bosque para ver el paisaje", dijo Furia.
"No, no me gusta eso, subimos grandes alturas sin cuidarnos“, mencionó Miedo.
- “A mí me parece aburrido, ¡eso no es una aventura!" reclamó Aburrimiento.
Las emociones comenzaron a pelearse hasta que Tristeza dijo suavemente:
"Esperen… parece que estamos olvidando por qué estamos aquí. Tal vez deberíamos estar escuchándonos más y encontrar un camino que funcione para todos."
Esa frase hizo que todos se detuvieran y miraran a la pequeña Tristeza.
"A veces, mis emociones pueden estar en conflicto, pero al final del día, somos amigos, y eso es lo más importante".
Con esas sabias palabras, las emociones comenzaron a hacer un verdadero esfuerzo por comprenderse. Juntos crearon un plan: primero harían un recorrido tranquilo por el bosque, y luego, cuando todos se sintieran listos, intentarían subir una pequeña colina. Así, tendrían un poco de diversión, pero sin llevar todo al extremo. La idea le gustó a todos.
Así, partieron con una nueva sensación de unidad, encontrando belleza en sus diferencias y apoyándose mutuamente. Esa día recibiendo cada emoción con amor, se dieron cuenta que si bien cada una vivía en su propio mundo emocional, en el fondo, todas pertenecían a un mismo gran círculo de experiencias que formaban su vida, y que juntas podían crear un viaje extraordinario. Desde entonces, aprendieron que no importaba qué emoción se presentase, podían convivir y ayudar a uno a otro a brillar.
"Cada uno tiene su lugar en este cuento que llamamos vida", dijo Alegría al final de su día.
"Y eso es lo mejor de todo", añadió Tristeza.
"Sí, ¡anímense a vivir sus colores!" gritaron todos.
Y así fue como el Gran Encuentro de las Emociones se convirtió en un festín de sentimientos, donde cada uno tenía una voz y un lugar especial. Desde entonces, aprendieron a explorar juntos su bosque de emociones, enfrentando todo lo que surgía, porque unidos, lograban sentir sin miedo y con mucha alegría.
FIN.