El Gran Encuentro de las Figuras Geométricas
En un colorido mundo donde todas las figuras geométricas vivían en armonía, había un pueblo llamado Geometrópolis. Allí habitaban figuras divertidas, cada una con su personalidad y sus características propias. Todo era felicidad y diversión hasta que un día, un misterioso nublado cubrió el pueblo, y sus colores comenzaron a desvanecerse. Las figuras, preocupadas, decidieron reunirse en la gran plaza de Geometrópolis.
El primero en llegar fue el Cuadrado, siempre firme y con su voz imponente.
"¡Amigos! Hay algo extraño en Geometrópolis, ¡mis bordes se sienten desvanecer!"
"Así es, querido Cuadrado" - respondió un Triángulo, ágil y perspicaz. "Mis esquinas también se están desdibujando, ¡tenemos que averiguar qué está pasando!"
Entonces, la misteriosa Esfera, que había estado rodando tranquilamente, se acercó.
"Yo he escuchado rumores de que el Círculo está en problemas. Su forma perfecta ha comenzado a perderse. Tal vez la nube negra tenga algo que ver con esto."
"¡Debemos ayudar al Círculo!" - exclamó el Rectángulo, emocionado. "Él siempre ha sido un gran amigo de todos nosotros".
Así, con el corazón lleno de valentía, las figuras decidieron unirse y encontrar al Círculo. Mientras atravesaban un camino lleno de colinas, el Cuadrado pensaba en lo importante que era trabajar en equipo.
"¡Unámonos! Juntos hacemos una fuerza extraordinaria, cada uno aporta algo único. Por ejemplo, ¡miren mis lados! Soy fuerte y estable, pero necesito a todos ustedes.”
Continuaron su camino hasta llegar a una cueva donde habitaba el Círculo. El lugar era sombrío y lleno de ecos. Al asomarse, vieron al Círculo, encogido en un rincón.
"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó el Círculo con voz temblorosa. - “¿Por qué vienen a visitarme?"
"Venimos a ayudarte, querido amigo" - dijo el Triángulo, acercándose con cuidado. "Nos preocupa que estés perdiendo tu forma. Necesitamos saber qué causa esta nube y cómo podemos ayudarte".
El Círculo, confiado en sus amigos, explicó:
"Todo empezó cuando un gran viento sopló y trajo una niebla sombría. Desde entonces, mi forma ya no es tan perfecta y mis colores han perdido su brillo.”
El Rectángulo, pensando rápido, propuso:
"Quizás si trabajamos juntos, podamos encontrar la solución! Yo soy más largo y puedo empujar la nube, pero necesitaré su ayuda para que mis fuerzas se amplifiquen”.
- “¡Exactamente! ” - coincidió la Esfera, emocionada. - “Te podemos rodear, así con nuestras formas juntos, podremos despejar la niebla.”
Fue así que todas las figuras organizaron un plan. El Cuadrado mantuvo la base firme, mientras que el Triángulo y el Rectángulo formaron una pirámide hacia arriba, y la Esfera rodó, empujando la nube con su movimiento circular. Aún el Círculo, aunque estaba un poco apagado, decidió unirse dándole toda su energía.
La gran fuerza de amistad de las figuras ayudó a dispersar la nube. Con un poderoso giro, la Esfera llevó el viento, el Cuadrado soportó la base y el Rectángulo fue de apoyo. Todos trabajando juntos podían empujar la niebla y, finalmente, se sintió un rayo de luz atravesar la cueva donde estaban. La niebla comenzó a disiparse, los colores volvieron a brillar y el Círculo recuperó su forma brillante.
- “¡Lo logramos! ” - gritaron todos a la vez, llenos de alegría. El Círculo se levantó, brillante y perfecto.
"¡Gracias, amigos! No sólo he recuperado mi forma, sino que también he aprendido que juntos somos más fuertes. Cada uno de nosotros tiene habilidades especiales, y al compartirlas, podemos superar cualquier obstáculo".
Desde ese día, las figuras geométricas formaron un lazo aún más fuerte, sabiendo que cuando trabajaban en equipo, podían enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino. Y así, en Geometrópolis, regresó la paz y la alegría, ¡cada figura celebró siendo única y especial!
Y el Gran Encuentro se convirtió en una hermosa historia de amistad y colaboración, recordando a todos que cada uno, con sus propias características, es fundamental para formar un todo maravilloso.
FIN.