El Gran Encuentro del Bosque



En un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de mil colores, vivían dos amigos muy diferentes: Conejo y Coyote. Conejo era un animalito pequeño y ágil, siempre brincando por el bosque, mientras que Coyote era más grande y astuto, pero en el fondo tenía un gran corazón.

Un día, Conejo decidió salir de su madriguera y explorar un poco más allá de su hogar. Fue saltando feliz entre los árboles cuando, de repente, se dio cuenta de que había ido muy lejos. Justo cuando pensaba volver, escuchó un ruido fuerte.

- ¿Qué fue eso? - se preguntó Conejo, asustado.

Sigilosamente, se asomó detrás de un arbusto y vio a su amigo Coyote. Estaba tratando de atrapar un pez en el río, pero el agua lo resbalaba y no podía.

- ¡Hola, Conejo! - gritó Coyote sin mirar. - ¡Qué bueno verte! ¿Querés ayudarme a atrapar un pez?

Conejo dudó. No estaba seguro de si quería acercarse al agua, pero la curiosidad pudo más.

- Bueno... ¿Cómo puedo ayudarte? - preguntó Conejo.

Coyote miró al río y luego a Conejo.

- Necesito que lo asustes para que salte. ¡Y ahí yo lo atraparé! - propuso Coyote.

Conejo sintió un cosquilleo de emoción, aunque también un poco de miedo.

- Está bien, ¡vamos a intentarlo! - dijo, decidido.

Ambos se acercaron al río. Conejo hizo mucho ruido, golpeando las hojas con sus patas.

- ¡Salta, pez! - gritó Conejo emocionado.

El pez, asustado por el ruido, realmente saltó, justo en el momento en que Coyote lanzó su pata al agua. Pero ¡oh sorpresa! El pez no fue atrapado. En cambio, Coyote terminó empapado.

- ¡Ay, no! Esto no estaba en mis planes! - exclamó Coyote, chorreando agua.

Conejo se rió y Coyote no pudo evitar sonreír también.

- No te preocupes, amigo. Vamos a intentar otra cosa. ¿Qué te parece si construimos una casa justo aquí al lado del río? Así, ¡podemos tener reuniones y contarnos historias!

Coyote frunció el ceño.

- Pero, ¿cómo vamos a construir una casa? Yo soy mejor cazador que constructor.

Conejo tuvo una idea brillante.

- Yo puedo ayudar a recoger ramas y hojas, y vos podés usar tu fuerza para levantar las cosas. ¡Trabajando en equipo, podremos hacerlo!

Coyote sintió una chispa de entusiasmo. Y así, Conejo y Coyote comenzaron a construir lo que sería su refugio. Conejo saltaba de aquí para allá, recolectando materiales, mientras Coyote utilizaba toda su fuerza para juntar las ramas grandes.

Pasaron horas trabajando y, al final del día, su pequeña casa estaba lista. Tenían una hermosa vivienda con paredes de ramas, un techo de hojas y una vista espectacular del río.

- ¡Mirá lo que hicimos! - dijo Conejo, saltando de alegría.

Coyote se sintió orgulloso.

- ¡Hicimos un gran trabajo, Conejo! - respondió, con un brillo en su mirada.

Desde ese día, Conejo y Coyote no solo tenían su casa cerca del río, sino que también fortalecieron su amistad. Cada tarde se sentaban juntos, compartiendo cuentos y risas mientras disfrutaban del sonido del agua.

Y así, Ellos aprendieron que, a pesar de sus diferencias, juntos podían lograr grandes cosas. El bosque se volvió un lugar más feliz, lleno de aventuras y amistad.

Conejo y Coyote prometieron siempre trabajar juntos, porque en su corazón sabían que la unión hace la fuerza y que, aunque fueran diferentes, juntos eran imparables.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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