El Gran Encuentro en el Parque
Era un hermoso día de sol y Valentina, una niña de ocho años, estaba muy emocionada porque iba a llevar a su perro, Toby, al parque. Toby era un perro juguetón y le encantaba correr. Cuando llegaron al parque, el lugar estaba lleno de risas y juegos. Valentina soltó a Toby, quien salió disparado en dirección a otros perros.
"¡Corre, Toby!", gritó Valentina, riéndose mientras lo seguía.
Mientras tanto, en un rincón del parque, había un gato llamado Misi que observaba desde una sombra bajo un árbol. Misi era un gato soñador que prefería la calma a la locura de los perros. Pero ese día, algo en el ambiente le pareció especial.
Cuando Toby llegó al grupo de perros, conoció a un perrito nuevo, llamado Fierro. Fierro tenía un espíritu aventurero y estaba ansioso por jugar.
"Hola, soy Toby. ¿Queres jugar juntos?", dijo Toby, moviendo la cola con entusiasmo.
"¡Sí! Vamos a correr!", respondió Fierro, saltando de felicidad.
Valentina, mientras tanto, se acercó al árbol donde estaba Misi.
"¡Hola, gatito! ¿Por qué no sales a jugar?", le preguntó Valentina con dulzura.
"No estoy en la movida de los perros, pero me gusta mirar desde aquí", respondió Misi, estirando sus patas con tranquilidad.
Los perros comenzaron a corretear y a jugar a la pelota. Pero de repente, la pelota fue a parar cerca de donde estaba Misi. Toby y Fierro corrieron tras la pelota, pero Fierro, que era más veloz, llegó primero y la tomó.
"¡Mira lo que tengo!", dijo Fierro con alegría. Toby, no queriendo quedarse atrás, le pidió:
"¡Pasame la pelota, Fierro! ¡Hagamos una partida!"
Sin embargo, Fierro se quedó sentado, mirando la pelota.
"Espero que este gato no quiera jugar, porque si no, prefiero quedarme yo con la pelota", murmuró a sus adentros.
Misi, que había escuchado la conversación, decidió intervenir.
"Perdonen chicos, pero creo que la verdadera diversión está en compartir. ¿Qué tal si todos jugamos juntos?", sugirió Misi con su voz suave.
"¿Jugar todos juntos? ¡Eso me gusta!", dijo Toby, mientras que Fierro, un tanto inseguro, comenzó a mirar lo que pasaba.
"Pero… no sé si a este gato le gusta correr. ¿No es así, Misi?", preguntó Fierro.
"Puedo intentarlo, ¡y si no me gusta, sigo mirando!", respondió Misi, sonriendo por primera vez en el día.
Así que los tres decidieron hacer grupos. Toby y Fierro formaron un equipo de perros, mientras que Misi se queda justo en el medio para servir de árbitro. Fue un juego divertido en el que todos se reían y se esforzaban por correr detrás de la pelota.
"¡Qué bien que está esto!", exclamó Misi mientras veía cómo los perros jugaban entre ellos. Al final, Misi se unió a la carrera, brincando para alcanzar la pelota cuando la lanzaban hacia él.
"¿Ves? ¡Correr es divertido!", dijo Toby, mientras todos se reían.
La tarde pasó volando, y mientras el sol comenzaba a ocultarse, Valentina miró a su alrededor, feliz.
"¡Chicos, esto ha sido increíble! ¡Nunca pensé que un gato y dos perros podrían jugar juntos!", dijo Valentina.
"¡Y todo gracias a vos, Misi!", exclamó Toby con entusiasmo.
"Sí, realmente fue una gran idea hacer el juego en tres. Todos tienen algo para aportar", agregó Fierro.
Y así, los tres amigos se despidieron en el parque, anunciando que volverían a jugar juntos en otros días. Valentina llevó a Toby a casa, y Misi se fue por su lado, con una sonrisa satisfactoria en su cara.
Desde ese día, Valentina, Toby, Fierro y Misi se reunieron muy seguido, recordando que lo importante no era solo correr y esforzarse, sino que la verdadera felicidad estaba en compartir y unirse. Y así, en cada encuentro, la amistad fue creciendo entre todos los personajes, resaltando la alegría de aprender a ser inclusivos y valorar las diferencias.
Fin.
FIN.