El Gran Equipo de la Selva



En un rincón alejado del mundo, había una selva verde y frondosa, donde los animales vivían en armonía. Sin embargo, un día, un gran problema se apoderó de la selva: el río que abastecía de agua a todos sus habitantes comenzó a secarse. Los animales se reunieron en un claro, preocupados por la situación.

"¡Esto es terrible!" - exclamó Leo, el león, que era conocido por ser el rey de la selva. "Sin agua no podremos sobrevivir. ¿Qué vamos a hacer?"

"Tal vez podamos ir a buscar agua a la montaña, donde el río nace" - sugirió Rita, la tortuga, con su voz tranquila pero firme.

"No es tan fácil, Rita" - respondió Coco, el loro. "La montaña es peligrosa y está muy lejos. Debemos encontrar una solución aquí mismo."

Mientras los animales debatían, una pequeña ardilla llamada Lila, que siempre había sido juguetona, se acercó inquieta.

"¡Chicos, chicos! Escuché que el río se seca porque hay una piedra grande que bloquea el paso del agua. ¿No podemos moverla juntos?" - propuso Lila entusiasmada.

Los animales se miraron entre sí, pensativos. Algunos dudaban de que pudieran hacerlo, mientras que otros creían que era posible si trabajaban en equipo.

"Lila, ¡eso podría funcionar! Pero necesitamos unir fuerzas" - animó Tobi, el tigre, que siempre había admirado la valentía de la ardilla. "Juntos somos más fuertes. ¿Quién se ofrece a ayudar?"

Pronto, todos los animales comenzaron a levantar las patas, las aletas y las alas, todos querían ser parte del equipo que salvaría la selva. Así, decidieron organizarse: los animales más grandes como Leo, Tobi y la elefanta Lía se encargarían de empujar la piedra, mientras que los más pequeños como Lila, Rita y Coco buscarían formas de motivarlos y dirigir el esfuerzo.

Al día siguiente, el sol brillaba en lo alto y los animales se reunieron alrededor de la piedra inmensa que obstruía el flujo del agua.

"¡Vamos chicos!" - gritó Lila "Si empujamos todos juntos, lograremos que la piedra se mueva. ¡Es hora de trabajar en equipo!"

Los animales comenzaron a empujar, juntos, pero la piedra era más pesada de lo que pensaban. Después de un tiempo, se sintieron cansados y algunos comenzaron a dudar.

"Esto no va a funcionar, ¡es demasiado pesado!" - se quejaba Coco, que se había cansado de volar alrededor de la piedra.

"No podemos rendirnos" - intervino Lía. "Recordemos por qué estamos aquí. ¡No solo por nosotros, sino por todos los que viven en la selva!"

Inspirados por las palabras de Lía, decidieron hacer una pausa y organizarse mejor. Rita, que era muy buena planificadora, sugirió hacer turnos de empujones, así no desgastarían toda su energía de una vez.

"¡Gran idea! Entre todos podemos hacer que sea más fácil" - afirmó Leo, y todos asintieron con entusiasmo.

Finalmente, después de varias horas de trabajo, con esfuerzo y solidaridad, el equipo logró mover la piedra. El agua comenzó a fluir de nuevo, acariciando suavemente el suelo de la selva, llenando el ambiente de alegría.

"¡Lo logramos!" - gritó Tobi, abrazando a Lila, que saltaba de felicidad.

De repente, todos los animales comenzaron a chillar de emoción y a bailar a su alrededor. Se abrazaron, se celebraron, y se dieron cuenta de que habían hecho algo increíble juntos. Habían aprendido que, a través de la amistad y la solidaridad, podían lograr cosas que parecían imposibles.

"¡Este es solo el comienzo!" - mencionó Lía. "Siempre habrá desafíos, pero si seguimos trabajando en equipo, podremos superarlos."

Desde ese día, los animales de la selva no solo aprendieron a trabajar juntos, sino que también se volvieron más amigos y siempre estaban dispuestos a ayudar a los demás. Juntos, celebraron su unión y lograron hacer de la selva un lugar aún mejor para vivir. La amistad y la solidaridad se convirtieron en la regla de oro de su hogar.

Y así, la selva prosperó, llena de alegría, risas y una maravillosa cohesión entre todos sus habitantes.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!