El Gran Error de Bautista


Bautista era un niño travieso que le encantaba hacer travesuras y sacarle bromas a sus amigos. Un día, en el patio de la escuela, vio a lo lejos a su amigo Martín y decidió gastarle una broma. Se acercó sigilosamente por detrás y le dio un fuerte pellizco en el trasero. Para su sorpresa, Martín se dio vuelta con una mirada confundida y Bautista se dio cuenta de que no era su amigo. Estaba parado frente a un niño nuevo en la escuela llamado Lucas. Bautista se sintió terriblemente avergonzado, no sabía qué decir. Lucas lo miraba con ojos tristes y eso hizo que Bautista se diera cuenta de que había cometido un gran error.

"Perdón, pensé que eras Martín", balbuceó Bautista.

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Lucas, con un tono triste, respondió: "No está bien tocar a alguien sin su permiso, incluso si fuera Martín. Uno siempre debe respetar el espacio personal de los demás".

Bautista sintió un nudo en la garganta, nunca se había sentido tan mal. Decidió disculparse sinceramente y prometió no volver a molestar a nadie nuevamente. A partir de ese momento, Bautista se esforzó por ser más consciente de sus acciones y respetar a los demás. A medida que pasaban los días, se hizo amigo de Lucas y juntos pasaron momentos divertidos. Bautista aprendió una importante lección sobre el respeto y la empatía, y se dio cuenta de que las bromas pesadas no eran la mejor forma de divertirse. Desde entonces, se dedicó a hacer reír a sus amigos de una manera más amable y respetuosa. En el futuro, Bautista se convirtió en un ejemplo para sus compañeros, demostrando que todos podemos aprender de nuestros errores y que el respeto siempre debe estar presente en nuestras vidas.

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