El Gran Escape del Celular



Era una vez una niña llamada Clara, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y flores de colores. Clara era muy querida por todos, pero había un pequeño problema: no podía soltar su celular. Todo su tiempo libre lo pasaba mirándolo, ya sea jugando, viendo videos o chateando con sus amigos.

Un día, mientras estaba en el parque con su mejor amiga, Valentina, Clara estaba tan concentrada en su juego que no escuchó cuando Valentina le dijo:

"Clara, ven a jugar a la pelota. ¡Es muy divertido!"

"Un minuto, Valen. Estoy a punto de ganar esta partida".

Valentina, frustrada, decidió irse a jugar sola. Mientras tanto, Clara seguía en su mundo virtual. De repente, su celular se apagó. Clara se dio cuenta de que la batería estaba muerta.

"¡Noooo! ¡Esto no puede estar pasando!" exclamó Clara, lanzando el celular al césped.

Clara se sintió triste y sola. Entonces, mirando a su alrededor, vio a los niños del parque corriendo, riendo y jugando. Sin tener su celular, no sabía qué hacer. Entonces, recordó que había un viejo juego que había jugado con Valentina, uno que no necesitaba pantallas.

"¡Ya sé! Voy a intentar jugar a la escondida" se dijo a sí misma. Clara se reunió con los chicos que jugaban cerca y dijo:

"¿Quieren jugar a la escondida?"

"¡Sí!" gritaron todos.

Clara no podía creer lo divertido que era correr y esconderse. A medida que pasaba el tiempo, la sonrisa en su rostro se hacía más grande. Ya no le importaba el celular. Se dio cuenta de que había un mundo real lleno de risas y amigos.

Después de jugar, se acercó a Valentina para disculparse:

"Lo siento mucho, Valen. Estaba muy metida en mi juego y me olvidé de lo divertido que es jugar juntas".

"No hay problema, Clara. A veces es bueno desconectarse un poco" respondió Valentina con una sonrisa.

Desde ese día, Clara decidió que jugar al aire libre con sus amigos era mucho más divertido que estar pegada a su celular. De vez en cuando, revisaba su dispositivo, pero ya no era lo más importante en su vida.

Un día, organizó un picnic en el parque y le dijo a todos sus amigos:

"¡Traigan juguetes y juegos! ¡Dejen el celular en casa!"

Todos los niños se divirtieron mucho jugando con pelotas, voladores y haciendo carreras. Mientras todos reían y compartían historias, Clara se dio cuenta de que había recuperado a sus amigos y había hecho muchos recuerdos nuevos.

Aunque regresó a usar su celular a veces, siempre recordaba aquel día en que se dio cuenta de lo que realmente importa: las risas, el tiempo con amigos y la belleza del mundo que la rodeaba.

Y así, Clara aprendió a encontrar la felicidad en el mundo real, dejando su celular un poquito más a un lado y disfrutando cada momento con quienes la rodeaban. Al final del día, eso era lo que realmente llenaba su corazón de alegría.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!