El Gran Escape del Millisco



En la mágica comunidad de Carura, ubicada a la orilla del caudaloso río Mapiri, vivía un pequeño millisco llamado Milo. Era un pez curioso y travieso, siempre explorando cada rincón del río. Pero un día, algunos trabajadores de una empresa china llegaron al lugar para extraer minerales y, sin querer, enserraron a Milo en una poza.

"- ¡Ayúdame! No puedo quedarme aquí!", gritaba Milo desde su pequeño rincón, mirando cómo los hombres trabajaban sin prestar atención a su angustia.

Los días pasaban, y Milo se sentía más triste y solo. Pero una mañana, algo extraordinario sucedió: el río, con su fuerza poderosa, comenzó a desestabilizar las paredes de la poza.

"- ¡Sí! ¡El río me está ayudando!", exclamó Milo, lleno de esperanza.

Las murallas de la poza comenzaron a romperse poco a poco, mientras Milo se movía de un lado a otro, animando a sus amigos del río a que se unieran a su causa.

"- ¡Vamos, amigos! ¡Ayúdenme a escapar!", decía Milo a sus amigos peces, ranas y tortugas.

Justo cuando la última pared se estaba derrumbando, un grupo de canoas pasó flotando. Sin embargo, el río estaba tan agitado que cada vez que una canoa intentaba atravesar, ¡terminaba dando vuelta!"- ¡Cuidado!", gritaban los canoeros, mientras el agua saltaba y los remolinos daban vueltas.

Milo observó cómo un grupo de canoeros, tratando de ayudar, terminaron por volcarse cada vez que se acercaban a la poza.

"- No puedo dejarlos así. ¡Voy a ayudar!", pensó Milo. Decidido a ser valiente, nadó hacia donde estaban los canoeros.

"- ¡No tengan miedo! ¡Soy Milo, el millisco! ¡El agua está más tranquila un poco más arriba! ¡Vengan!", les dijo, con la intención de guiarlos.

Un poco confundidos, los canoeros lo siguieron. Milo nadó de lado a lado, mostrándoles el camino seguro. Al llegar a una zona más tranquila del río, los canoeros pudieron recuperar el equilibrio de sus embarcaciones y les agradecieron a Milo:

"- ¡Gracias, pequeño amigo! ¡Eres muy valiente!"

Mientras tanto, el río seguía haciendo su trabajo. Con un último estallido y un gran rugido, las paredes de la poza se deshicieron en un despliegue de agua y espuma.

"- ¡Estoy libre!", gritó Milo, mientras se lanzaba al agua libremente. Todos los peces del río celebraron su valentía y el hecho de que el millisco fuera libre nuevamente.

"- ¡Bravo por Milo! ¡El héroe del río Mapiri!", exclamaban sus amigos.

Desde esa día, Milo decidió no solo explorar, sino también cuidar de su hogar. Y cuando los canoeros pasaban, ahora siempre veían a Milo saludarles desde el agua, recordando su gran aventura.

Y así, el pequeño millisco se convirtió en un símbolo de valentía y amistad en el río Mapiri, demostrando que incluso los más pequeños pueden hacer grandes cosas cuando se trata de ayudar a los demás.

FIN.

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