El Gran Estreno de Ratico
Había una vez un pequeño ratón llamado Ratico, que vivía en una acogedora casa en el fondo de un jardín. La vida de Ratico era tranquila, pero había algo que siempre le había llamado la atención: el cine del pueblo que estaba a pocas calles de distancia. Ratico soñaba con ir a ver una película, pero siempre pensaba que era demasiado pequeño para hacerlo solo.
Un día, mientras paseaba por el jardín, escuchó unas risas que provenían de un grupo de ratones más grandes. "Hoy vamos al cine, ¡es la premiere de la película 'Los Aventureros del Espacio'!"- dijo uno de ellos con emoción. Ratico sintió un cosquilleo en el estómago. ¿Por qué no podría él ir al cine?
Al día siguiente, Ratico decidió que era el momento. "¡Hoy iré al cine!"- se dijo a sí mismo mientras se peinaba con una ramita. Con su corazón latiendo rápido, salió de su casa y se dirigió hacia el cine. Sin embargo, a medida que se acercaba, comenzó a sentir un poco de miedo.
Cuando llegó, vio a muchos otros animales en la fila: patitos, conejos y hasta una ardilla. Se quedó parado un momento, observando cómo todos compraban sus entradas. "¿Y si no me dejan entrar porque soy muy pequeño?"- pensó. Pero decidió que iba a intentarlo, así que se acercó a la taquilla.
"Una entrada para 'Los Aventureros del Espacio', por favor"- dijo con voz temblorosa.
La taquillera, una simpática tortuga de lentes, sonrió y le dijo: "Por supuesto, pequeño. La aventura es para todos, sin importar el tamaño". Ratico sintió una oleada de valentía y pagó con su último pedacito de queso.
Una vez dentro, la sala estaba oscura, pero se podía ver la luz brillante de la pantalla. Ratico se acomodó en un asiento, y antes de que la película comenzara, se dio cuenta de que estaba rodeado de nuevos amigos. Mirando a su alrededor, vio a una coneja sonriente que le dijo:
"¿Es tu primera vez aquí?"
Ratico sonrió y asintió.
"Sí, estoy un poco nervioso, pero estoy muy emocionado".
"No te preocupes, eso es normal. ¡La película es increíble!"- contestó la coneja, llamándose Luz.
Mientras comenzaba la película, Ratico se sumergió en la historia de los aventureros que cruzaban galaxias y se enfrentaban a desafíos. Cada vez que un personaje pequeño lograba algo grande, Ratico sonreía con fuerza. "Si ellos pueden, ¡yo también!"- pensó.
Pero en un momento de la película, uno de los personajes, un pequeño robot, se encontraba atrapado en un lugar peligroso y no sabía cómo salir. Ratico sintió que su corazón latía más rápido. "Ay, si tan solo tuviera un poco de ingenio..."- susurró entre dientes. En ese instante, la pantalla iluminó su cara y, como si la historia le hablara a él, recordó las palabras de Luz.
"Los pequeños también pueden ser valientes"- se dijo a sí mismo.
Justo cuando la tensión en la película estaba en su máximo, el robot utilizó su inteligencia para salir del apuro y ayudar a sus amigos, todo mientras demostraba que ser pequeño no era un obstáculo. Ratico sintió un gran alivio y alegría.
Al final de la película, todos los animales aplaudieron. Ratico, emocionado, se levantó de su asiento y gritó:
"¡Eso fue increíble!"
Luz se unió a su entusiasmo.
"¿Ves? Te dije que iba a gustarte"- le dijo.
"Sí, yo aprendí que ser pequeño no significa que no pueda hacer grandes cosas"- respondió Ratico.
Al salir del cine, Ratico sintió que había cambiado. Había enfrentado su miedo y había tomado una decisión valiente. Mirando a Luz y a otros nuevos amigos, se dio cuenta de que la verdadera aventura no solo estaba en la pantalla, sino también en ser valiente y hacer cosas nuevas.
Desde aquel día, Ratico no solo fue al cine, sino que también organizó sesiones de cine en su hogar, donde compartía cuentos y películas con sus amigos y aventuraban juntos a descubrir el mundo. Y así, Ratico aprendió que, aunque seas pequeño, el corazón puede ser gigante y lleno de valor. El final de una película siempre es el comienzo de nuevas historias.
Y así fue como el pequeño ratón que temía ser pequeño se convirtió en el héroe de sus propios cuentos.
FIN.