El Gran Estreno en el Bosque
Era un soleado día en el tranquilo pueblo de Arbolito, ubicado justo al lado de un denso bosque lleno de misterios y maravillas. Sofi y Mateo, dos amigos inseparables, estaban emocionados porque habían decidido organizar una obra de teatro. Sin embargo, había un pequeño problema: no sabían cómo iban a hacer los vestuarios ni quién sería su audiencia.
-Mateo, ¿cómo vamos a hacer los vestuarios? -preguntó Sofi, mientras sostenía un cuaderno lleno de ideas para la obra.
-No sé, Sofi. Pero tengo algo en mente... ¡sé tejer! -dijo Mateo, sonriendo con confianza.
-¡Eso es genial! -exclamó Sofi, iluminándose. -Podés hacer algunos disfraces con lana de colores.
Desde ese día, Mateo se dedicó a tejer capas, sombreros y accesorios coloridos para los personajes de su historia: un valiente caballero, una bondadosa princesa y un astuto dragón. Mientras tanto, Sofi se encargaba de hacer carteles promocionando su obra: "El Gran Estreno en el Bosque".
Un día, mientras buscaban un lugar para ensayar, Sofi miró hacia el bosque.
-Mateo, ¿y si hacemos la obra en el claro del bosque? -sugirió Sofi, llenándose de entusiasmo. -Sería un lugar mágico.
-Sí, pero ¿quién vendría a vernos? -se preocupó Mateo.
-¡Podemos invitar a los animales del bosque! -propuso Sofi, haciendo girar los brazos como si hablara con una multitud.
Con esa idea, los dos amigos se pusieron manos a la obra. Sofi hizo hermosos carteles donde invitaba a todos los amigos del bosque al estreno. Mateo, por su parte, tejió una gran capucha para el rey de los animales, un majestuoso ciervo que sería el encargado de abrir la función.
Finalmente llegó el gran día. Sofi había decorado el claro con flores y hojas, y Mateo terminó los últimos detalles de los vestuarios. Sin embargo, cuando llegaron a la hora del estreno, el claro estaba desierto.
-Oh, no... creo que nadie vendrá. -dijo Mateo, desalentado.
-Mateo, no te preocupes. Quizás los animales solo necesitan un poco más de tiempo. -animó Sofi, aunque también sentía un poco de tristeza.
De repente, escucharon un crujido en los arbustos. Sofi y Mateo se miraron emocionados y, poco a poco, comenzaron a aparecer los habitantes del bosque: curiosas ardillas, un grupo de pájaros, y, para su sorpresa, el gran ciervo con su capa tejida.
-¡Vengan, todos! -gritó Sofi, llena de alegría. -¡Es hora de comenzar!
Y así, Sofi y Mateo comenzaron la función. Mateo se transformó en el valiente caballero mientras Sofi continuaba con las narraciones de su historia. Desde el público, los animales aplaudían y vitoreaban cada momento divertido de la obra.
En un giro inesperado, una pequeña ardilla decidió interpretar el papel del dragón, haciendo reír a todos con sus travesuras. Sofi y Mateo nunca se imaginaron que su obra sería tan divertida y llena de sorpresas.
Cuando finalmente la obra llegó a su fin, todos los animales aplaudieron fuertemente. Sofi y Mateo se sintieron felices, no solo por haber realizado la obra, sino también por haber hecho nuevos amigos.
-¡Mirá, Sofi! Organizamos una función improvisada y fue increíble. -dijo Mateo, con una gran sonrisa.
-Sí, Mateo. Aprendimos que aunque no sabíamos por dónde empezar, ¡la magia está en crear y tener ganas de hacer! -respondió Sofi, emocionada.
Desde ese día, Sofi y Mateo decidieron que harían más funciones en el bosque y que invitarían a todos sus amigos, porque la verdadera esencia de una obra no está solo en el escenario, sino en compartir la alegría con los demás. El bosque se llenó de risas y aplausos, y Sofi y Mateo siempre recordaron su primer gran estreno, un día inolvidable en el corazón del bosque.
FIN.