El Gran Festejo en la Montaña



Era un soleado sábado cuando la familia Martínez decidió realizar un paseo en tren hacia la montaña. Todos estaban emocionados, especialmente Sofía, la más pequeña de la familia.

"¡Mamá, no puedo esperar a ver las montañas! Quiero hacer un muñeco de nieve", gritó Sofía mientras saltaba de alegría.

"¡Vamos, Sofía! Primero tenemos que llegar en el tren", respondió su papá, con una sonrisa.

Al llegar a la estación, la familia se encontró con otros viajeros, todos listos para un día de aventura. Abordaron el tren y pronto comenzaron a disfrutar del recorrido. Las ventanas estaban llenas de paisajes que cambiaban: de la ciudad bulliciosa a campos llenos de flores.

"Miren, miren cómo pasan los árboles! ¡Es como si estuvieran bailando!", exclamó Timmy, el hermano mayor, con su mirada traviesa.

Después de un tiempo, el tren empezó a subir por la montaña, y el paisaje se volvía cada vez más hermoso. Cuando finalmente llegaron a la cima, la familia se sintió fascinada por la vista.

"¡Es impresionante!", dijo mamá, contemplando las montañas cubiertas de árboles verdes.

Sofía, deseosa de hacer su muñeco de nieve, se aventuró un poco más adelante y empezó a buscar nieve. Pero no había nada. Habían subido tan alto que la nieve ya se estaba derritiendo por el calor del sol.

"¡No hay nieve! ¿Qué voy a hacer?", se quejó, algo decepcionada.

"No te preocupes, Sofía. Podemos hacer algo igual de divertido", sugirió Timmy. "¿Qué tal si hacemos una búsqueda del tesoro?".

Sofía iluminó su rostro al escuchar eso.

"¡Sí! ¡Buena idea, Timmy!"

La familia acordó que cada uno pondría algo que les gustara en una caja que habían traído, y luego harían un juego para buscar esos tesoros. Comenzaron a esconder cosas en un área segura, como una piedra brillante, una flor, e incluso un pequeño juguete de Timmy.

"¡Listo! ¡Que empiece la búsqueda!", dijo papá.

Así, corrieron y jugaron, buscando con ilusión cada uno de los objetos. Sofía gritaba de alegría al encontrar la piedra brillante escondida detrás de un arbusto.

"¡Lo encontré! ¡Es mi tesoro!"

Después de un rato de diversión, la familia decidió descansar y almorzar en un área designada. Mientras comían, Sofía notó algo especial en sus alrededores: pequeñas aves volando por encima y una hermosa mariposa que se posaba en una flor cercana.

"¡Miren! ¡Una mariposa!", exclamó emocionada, señalándola.

"Es un lugar realmente mágico", comentó mamá.

Mientras disfrutaban de su pic-nic, recibieron una sorpresa. Un grupo de niños y adultos que también estaban haciendo un festejo se acercaron a ellos.

"¡Hola! ¡Nosotros celebraremos el cumpleaños de Alan! ¿Quieren unirse?", dijo una niña con una gran sonrisa.

Sofía miró a su familia. Todos acordaron con entusiasmo. Ahora, en lugar de un simple paseo, se sumaron a un festín lleno de risas, juegos y sorpresas. Además, prepararon un hermoso cartel que decía: "¡Feliz Cumpleaños, Alan!" con dibujos de colores feitas por todos los niños que se unieron.

"¡Estamos todos juntos en una gran celebración!", gritó Sofía mientras todos los niños coreaban en una danza divertida.

Ese día, la familia Martínez no solo disfrutó de su paseo en tren y de la belleza de la montaña, sino que crearon nuevos lazos de amistad y se dieron cuenta de que a veces, los imprevistos pueden traer las más lindas sorpresas.

"Hoy fue el mejor día, gracias a todos!", dijo al final del festejo Sofía mientras abrazaba a su familia.

"Así es, lo importante es disfrutar juntos", concluyó papá, mientras todos sonreían sus rostros ya cansados pero felices.

Y así, al regreso en el tren, la familia Martínez cantó y rió, atesorando en sus corazones un recuerdo que jamás olvidarían.

FIN.

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