El Gran Festín de Frutas con Tito y la Oruga Glotona



En un colorido pueblito de Córdoba, vivían dos grandes amigos: el títere Tito, siempre lleno de energía y con una sonrisa de oreja a oreja, y su amiga la oruga glotona, conocida como Lila, que siempre andaba buscando algo delicioso para comer. Un día soleado, mientras jugaban bajo un árbol frondoso, Tito tuvo una brillante idea.

"Lila, ¿qué te parece si hoy preparamos una ensalada de frutas? ¡Sería algo divertido y, además, muy saludable!" - exclamó Tito entusiasmado.

"¡Sí! ¡Me encantaría!" - respondió Lila, moviendo su cuerpecito de un lado a otro.

Los dos amigos se pusieron manos a la obra. Salieron al mercado colorido del pueblo, donde las frutas frescas los esperaban. Los vendedores les sonreían mientras iban eligiendo.

"Voy a elegir las manzanas rojas, son crujientes y dulces" - dijo Tito mientras agarraba una de ellas.

"Y yo voy por las naranjas, son jugosas y llenas de vitamina C!" - añadió Lila emocionada.

"¡No olvides las bananas, que son perfectas para darle un toque especial!" - dijo Tito, tapeando a su amiga.

Finalmente, con sus frutas en manos, regresaron a casa. En la cocina, se pusieron a cortar y mezclar las frutas, creando una hermosa ensalada con colores brillantes y aromas deliciosos.

"¡Mirá cómo se ven nuestras frutas, son tan alegres!" - comentó Lila mientras revolvía con una cuchara de madera.

Cuando terminaron, Tito tuvo otra gran idea.

"¡Lila, debemos invitar a nuestros amigos a disfrutar de esta ensalada!" - sugirió el títere.

"¡Sí! Vamos a gritarles que vengan!" - respondió Lila, ansiosa.

Con gran entusiasmo, Tito y Lila gritaron a todo pulmón:

"¡Chicos, vengan a lavarse las manos y a comer fruta!"

Sus amiguitos, que estaban jugando en el parque cercano, escucharon el llamado y corrieron a la casa de Tito. Al llegar, todos se lavaron las manos cuidadosamente, como Tito les había enseñado.

Pero cuando estaban por sentarse, Lila notó que faltaba algo.

"¡Oh no, no tenemos ningún plato bonito para servir la ensalada!" - exclamó Lila preocupada.

"No te preocupes, Lila, ¡tengo una idea!" - dijo Tito, corriendo a buscar algo especial. Regresó con un viejo sombrero que había encontrado en el armario.

"¡Mirá! Podemos usar el sombrero como un plato diferente y divertido" - sonrió Tito.

Todos se rieron ante la ocurrencia y el sombrero pronto se llenó de la colorida ensalada de frutas.

"¡A comer!" - dijo Tito mientras servía a sus amigos. Y todos se sirvieron con ganas.

Mientras degustaban la ensalada, comenzaron a contar historias sobre las frutas.

"¿Sabían que las naranjas ayudan a los pájaros a tener un canto más bonito?" - contó Lucas, uno de los niños del grupo.

"Y las bananas son el alimento favorito de los monos!" - añadió Ana mientras reía.

Pasaron un rato divertido, riendo y disfrutando de la rica comida. De pronto, Lila tuvo una idea brillante.

"¿Y si hacemos una feria de frutas en el pueblo?" - sugirió emocionada.

"¡Eso sería genial!" - respondieron todos al unísono.

Así, planificaron con entusiasmo la primer feria de frutas del pueblo. Unieron fuerzas para organizar juegos, concursos de recetas y, por supuesto, más ensaladas de frutas frescas. Al día siguiente, corrieron a contarles a sus familias la idea.

"Estamos muy orgullosos de ustedes por pensar en la salud de todos" - dijo la mamá de Tito con una sonrisa.

Finalmente, llegó el día de la feria y todo el pueblo se unió para disfrutar y aprender sobre las frutas. Tito y Lila disfrutaron de su trabajo y de la alegría que llevaron a sus amigos.

"¡Mirá Lila! ¡La gente se divierte y come saludablemente!" - dijo Tito, feliz.

"Sí, Tito. ¡Esto es lo mejor que hemos hecho juntos!" - rió Lila, comiendo otra rodaja de banana.

Desde aquel día, no solo aprendieron lo sana que puede ser la comida, sino que también descubrieron el poder de la amistad y el trabajo en equipo. Y así, el pueblo de Córdoba nunca olvidó cómo un títere y una oruga glotona pudieron cambiar la manera de disfrutar las frutas.

FIN.

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