El Gran Festival de Colores



En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, vivían animales de distintas especies. Cada uno tenía su propio color y personalidad, pero lo más importante era que todos eran diferentes. Susi, la ardilla, era la más rápida; Tomi, el oso, era el más fuerte; y Lila, la mariposa, tenía los colores más brillantes. Todos eran amigos, pero había una regla: cada año, en el Gran Festival de Colores, solo podían participar los que tuvieran un color específico.

Siempre había un animal que no encajaba, el pato Pipo, que era blanco y no podía participar. Este año, decidió que quería unirse al festival, así que se acercó a sus amigos.

"¿Por qué no puedo participar? Soy divertido y me encanta bailar!" - dijo Pipo, mientras aleteaba sus alas.

"Pero no tenés color de festival, Pipo" - respondió Susi, preocupada.

"Eso no importa, ¡todos somos amigos y eso es lo que cuenta!" - añadió Lila.

Todos los animales comenzaron a discutir, pero la diversidad trajo confusión.

"¡Necesitamos un plan!" - propuso Tomi, golpeando el suelo con su poderosa pata.

"¡Exacto!" - dijo Lila, entusiasmada. "¿Y si nosotros mismos le damos color a Pipo?"

Así que, sin que Pipo lo supiera, Susi, Tomi y Lila reunieron algunos colorantes naturales del bosque para pintarlo. Al siguiente día, Pipo se despertó y vio su reflejo en el estanque. ¡Era un pato colorido como nunca antes!"¡Guau! ¿Pero qué me hicieron!" - exclamó Pipo asombrado.

"Te ayudamos a entrar al festival!" - dijo Susi, saltando de alegría.

"¡Vamos ya, se está por empezar!" - añadió Lila.

Cuando llegaron al festival, todos los animales estaban allí, presumidos con sus colores brillantes. Sin embargo, al ver a Pipo, la celebración se detuvo.

"Eso no es justo, no es de nuestro grupo" - murmuró un tucán.

"Pero miren lo feliz que es!" - respondió Lila alzando la voz.

Pipo, con algo de miedo, dio un paso hacia adelante.

"Yo solo quiero bailar con ustedes! No me gustaría que me miren como diferente."

Entonces, Tomi decidió actuar.

"Cada uno de nosotros tiene algo único que aportar. ¡Miremos a Pipo como una parte más de nuestra diversidad!"

Finalmente, el jefe del festival, un viejo búho sabio, accedió a que Pipo participara.

"¡Hoy nos llenamos de colores y además de corazones!" - declaró el búho.

Así, Pipo y sus amigos comenzaron a bailar y, para su sorpresa, todos los animales se unieron a ellos.

"¡En coincidencia encontramos la verdadera magia!" - gritó Susi, mientras todos brincaban juntos.

"¡Sí! Colores diferentes, pero el mismo cariño!" - aclamó Pipo, lleno de felicidad.

El festival se transformó en un espectáculo de unidad, donde cada animal, con su color y su singularidad, aportó algo especial. Al final del día, los animales decidieron que desde ese año, el festival sería un espacio de inclusión, donde todos, sin importar su color, podían participar.

Y así, el Gran Festival de Colores se volvió una celebración de la diversidad y el respeto, donde la empatía y la amistad reinaron para siempre en el corazón de Arcoíris.

"¡Gracias, amigos!" - exclamó Pipo, feliz y agradecido.

"Juntos somos más coloridos!" - concluyó Lila, riendo mientras brillaba la luna en el cielo.

Y así, el pequeño pueblo de Arcoíris siguió siendo un lugar lleno de alegría y aceptación, donde la alegría de ser diferente se festejaba cada día.

FIN.

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