El Gran Festival de Cometas



Había una vez, en un hermoso campo lleno de flores y árboles, un grupo de amigos que soñaba con volar cometas en un día soleado. Los amigos eran Leonel, Sofía y su perro Rocco. Todos estaban muy emocionados porque el próximo fin de semana sería el Gran Festival de Cometas en su pueblo.

Era un día soleado cuando decidieron practicar. Mientras estaban en el campo, Leonel dijo: "¡Miren qué lindo está el cielo! ¡Es perfecto para volar nuestras cometas!" Sofía, quien era muy hábil, respondió: "Sí, pero primero tenemos que resolver un problema… ¡no tenemos cometas!"

Rocco ladró como si entendiera el problema. Los amigos pensaron un momento y Sofía tuvo una idea brillante. "Podemos hacer nuestras propias cometas con materiales reciclados. ¡Así aprenderemos y nos divertiremos!"

Se pusieron manos a la obra y recolectaron cartones, plásticos y hilos. Mientras trabajaban, los pájaros volaban alto en el cielo, cantando felices. Aquello les dio mucha inspiración. Leonel, con una gran sonrisa, dijo: "¡Miren cómo vuelan! Vamos a hacer que nuestras cometas sean tan rápidas como ellos."

Después de varias horas de risa y trabajo, finalmente sus cometas estaban listas. Eran coloridas y tenían formas raras, pero eso no importaba, ¡estaban muy orgullosos de su trabajo! El día del festival, el campo estaba lleno de risas y niños que corrían por todas partes con sus cometas.

Pero de repente, un lobo apareció. ¡Era un lobo grande y animal que parecía un poco triste! Se acercó y les dijo: "Hola chicos, tengo un problema. No puedo volar mis cometas, porque no tengo una. Todos los animales del bosque me dicen que no puedo jugar con ellos porque soy diferente."

Los amigos se miraron y Sofía se giró hacia el lobo y le dijo: "Eso no es cierto. ¡Ven y juega con nosotros! Puedes volar nuestras cometas. ¡No importa que seas un lobo!"

El lobo, un poco sorprendido, sonrió y aceptó la invitación. "¿De verdad puedo?" - preguntó. Leonel respondió emocionado: "¡Claro! Todos somos amigos aquí."

Así que los tres amigos y el lobo comenzaron a correr por el campo, volando sus cometas. El lobo reía y se divertía tanto que ya no se sentía triste. Al final del día, todos se sentaron juntos bajo un árbol, cansados pero felices. El lobo les agradeció por ser tan amables con él. "Nunca pensé que podría hacer amigos aquí."

Sofía sonrió y dijo: "Todos somos diferentes, pero eso es lo que nos hace especiales. La amistad no tiene límites."

Y así, el lobo aprendió que nunca hay que juzgar a los demás por su apariencia, y los amigos se divirtieron en su día soleado lleno de aventuras y risas. Desde ese día, el lobo se unió al grupo y aprendió a volar cometas con ellos cada fin de semana.

**Moraleja:** La amistad puede superar cualquier diferencia. Siempre es bueno ser amable y abrir nuestras puertas a quienes son diferentes a nosotros.

FIN.

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