El Gran Festival de las Flores



En un hermoso valle lleno de colores, donde el sol brillaba y el aire olía a frescura, vivían muchas flores. Cada una de ellas tenía un nombre especial, pero entre todas, la más pequeña y tímida era Lila, una delicada flor de pétalos morados.

Un día, las flores mayores se reunieron para organizar el Gran Festival de las Flores, un evento donde celebrarían la polinización, un proceso que ayudaba a que más flores crecieran en el valle. Todos los años, este festival era un momento especial para que las flores compartieran su polen y llenaran el valle de nuevas vidas.

- ¡Es nuestro momento de brillar! - dijo Rosa, una imponente rosa roja.

- Pero, ¿qué pasará si no llegan suficientes insectos? - preguntó Lila nerviosamente.

- ¡No te preocupes! - sonrió Girasol, el más optimista del grupo. - Siempre llegan las abejas y las mariposas. Además, es una fiesta, ¡habrá música y bailes!

Sin embargo, a medida que se acercaba el día del festival, las flores notaron que no había tantas abejas ni mariposas como otros años. Lila sintió su corazón latir más rápido.

- Quizás deberíamos ir a buscarlas - sugirió Lila.

- ¡Sí! - exclamaron al unísono las flores mayores, sorprendidas por la iniciativa de Lila.

Así que decidieron armar un grupo: Lila, Rosa y Girasol se echaron a andar, buscando a sus amigos insectos. Se aventuraron lejos del valle, cruzando ríos y praderas. En el camino, se encontraron con un perro llamado Pinto, que estaba descansando debajo de un árbol.

- ¿A dónde van tan apuradas? - preguntó Pinto, curioso.

- Vamos a buscar abejas y mariposas para nuestro festival - respondió Rosa.

- Tengo un amigo que vive cerca del lago. Tal vez él pueda ayudarlos - dijo Pinto con entusiasmo.

Las flores y Pinto llegaron hasta el lago, donde encontraron a Libélula, una bella insecto de alas brillantes.

- ¡Hola, Libélula! - saludó Girasol. - Estamos buscando abejas y mariposas para el Gran Festival de las Flores. ¿Sabés dónde podemos encontrarlas?

- En el bosque cercano están, pero están preocupadas por el clima. Están buscando un lugar seguro para alimentarse - explicó Libélula.

Lila sintió que una idea brillante se iluminaba en su mente.

- ¡Podemos invitarlas a nuestro festival en un lugar seguro! - dijo con emoción.

- ¡Sí! - exclamó Girasol. - Podemos organizar una zona especial con sombra y agua para ellas.

Pinto y las flores se pusieron manos a la obra, y pronto habían creado el área perfecta para recibir a las abejas y mariposas. Cuando llegaron los insectos, estaban encantados con la acogida.

- Gracias, flores, por pensar en nosotras - dijo una abeja llamada Mel. - Estábamos preocupadas, pero aquí nos sentimos seguras y bienvenidas.

El día del festival llegó. Las flores y los insectos bailaron y cantaron juntos. Cada vez que una abeja o una mariposa recogía polen, Lila aún más emocionada podía ver cómo ayudaban a que el valle floreciera más. ¡Incluso las estrellas comenzaron a brillar más intensamente esa noche!

- ¡Esto es increíble! - gritó Rosa mientras danzaban.

- ¡Sí! ¡El mejor festival de todos! - ladró Pinto, feliz de ver a todos disfrutando.

El festival terminó con un hermoso atardecer y un gigantesco arcoíris que llenó el cielo. Lila, que antes se sentía tan pequeña y tímida, ahora era parte fundamental de la celebración. Había aprendido que incluso las flores más pequeñas pueden hacer una gran diferencia.

- ¡Gracias a todas por permitirnos ser parte de esto! - dijo Mel mientras se despedían.

Y así, cada año, Lila y sus amigos organizaban el Gran Festival de las Flores, siempre recordando la importancia de unir fuerzas y cuidar a quienes nos rodean, para que el ciclo de vida florezca siempre en armonía. Y Lila nunca más volvió a sentir miedo, porque sabía que juntas, ¡podían lograr cualquier cosa!

FIN.

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