El Gran Festival del Bosque



En un magnífico bosque lleno de vida, donde los árboles danzaban al viento y los ríos murmuraban suaves melodías, vivían diversos animales que compartían un gran lazo de amistad. Entre ellos estaban Lía, la ardilla juguetona, y Simón, el sabio búho. Juntos organizaban un evento muy esperado: el Gran Festival del Bosque.

Un día, mientras Lía recolectaba nueces para el festival, se encontró con Simón.

"¡Simón! Estoy tan emocionada por el festival. ¿Ya pensaste en qué actividades habrá?" - dijo Lía.

"Claro, Lía. Podemos tener una competencia de saltos, un concurso de canto y una carrera entre nuestras familias", propuso Simón con su tonada relajada.

"¡Me encanta! También deberíamos invitar a Priscila, la tortuga. Ella siempre trae dulces riquísimos" - sugirió Lía.

"Eso es una gran idea. Todos deben sentirse incluidos", asintió Simón.

A medida que el día del festival se acercaba, los animales trabajaban arduamente. Cada uno contribuía a su manera. Sin embargo, en el bosque, el viejo lobo Bruno miraba con desdén.

"¿Por qué ellos siempre celebran y nosotros no?" - gruñó.

"Porque no nos invitan", respondió Lola, la loba, apenada.

Bruno decidió que ese año, el festival sería interrumpido. Planeó asustar a los participantes.

El día del Gran Festival llegó, y el bosque brillaba con colores y risas. Lía y Simón recibieron a todos con alegría.

"¡Bienvenidos, amigos!" - gritó Lía.

"Hoy celebramos nuestra amistad y la belleza del bosque", añadió Simón.

Sin embargo, mientras todos disfrutaban, Bruno y Lola aparecieron.

"¡Alto! ¿Qué hacen ustedes aquí? No merecen celebrar!" - rugió Bruno.

Los animales se quedaron en silencio, asustados.

"Pero Bruno... no queremos pelear. Solo queremos compartir nuestra alegría", dijo Simón, tratando de ser conciliador.

"¿Y qué me importa a mí?", contestó Bruno, cruzándose de brazos.

Lía, viendo la tristeza en los rostros de sus amigos, decidió actuar.

"Bruno, ven. ¿Te gustaría ser parte del festival? No tienes que asustarnos. Si quieres, podrías ser el juez del concurso de saltos" - propuso Lía.

Bruno se sorprendió por la oferta.

"¿Tú... me invitas?" - preguntó, confundido.

"Claro. Quiero que todos se sientan incluidos. Así el bosque será más feliz" - aseguró Lía.

Después de un instante de reflexión, Bruno sintió un cambio en su corazón.

"Está bien, lo haré", dijo con más suavidad.

Los animales aplaudieron, aliviados y emocionados. Pronto, el viejo lobo se unió a ellos, y hasta comenzó a disfrutar del festival.

"¡Vamos, Bruno! Un salto, un salto!" - gritó Lía entusiasmada.

Bruno, algo renuente, tomó impulso y saltó, para sorpresa de todos.

"¡Lo lograste!" - exclamó Simón.

"¡Sí, es divertido!" - dijo Bruno, riendo por primera vez.

El festival continuó con risas, juegos, y un banquete lleno de los más deliciosos manjares preparados por Priscila. Todos los animales del bosque se sintieron felices, y Bruno, ahora parte de la comunidad, se dio cuenta de que la amistad era más poderosa que el miedo.

"Gracias, amigos. Me alegra estar aquí con ustedes" - murmuró Bruno.

"Nos alegra tenerte. ¡Eres uno de nosotros ahora!" - le respondió Lía.

Al caer la noche, bajo las estrellas, los animales se sintieron más unidos que nunca. El Gran Festival del Bosque no solo celebró su amistad, sino que también enseñó a Bruno que todos merecen un lugar en la comunidad. A partir de ese día, llegó a ser un gran aliado y protector del bosque, siempre cuidando a sus nuevos amigos.

FIN.

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