El Gran Festival en el Bosque
En un bosque lleno de árboles altos y flores de muchos colores, vivían muchos animales. Era un lugar donde todos se conocían y se ayudaban entre sí. Cada año, organizaban un gran festival para celebrar la amistad y la diversidad.
Un día, mientras todos se preparaban para el festival, la tortuga Tula, el conejo Rocco y el loro Lila se encontraron en el claro del bosque.
"¡Hola, amigos! ¿Ya están listos para el festival?", preguntó Tula con una sonrisa.
"¡Sí! Tengo muchas zanahorias para compartir!", respondió Rocco emocionado.
"¡Yo traigo canciones!", agregó Lila moviendo sus alas.
Mientras preparaban la celebración, cada animal se dedicaba a hacer algo especial. Leona Leo estaba a cargo de los juegos, mientras que la ardilla Sofía decoraba los árboles con cintas de colores. Todos estaban felices y ayudaban a crear un ambiente festivo.
Cuando llegó el día del festival, los animales se juntaron en el claro. La leona Leo inició los juegos y todos comenzaron a disfrutar mientras se reían y compartían.
De repente, apareció el viejo búho Ovidio, que siempre tenía historias interesantes.
"¡Alto!", dijo Ovidio. "Quiero contarles una historia antes de seguir con la fiesta."
Todos los animales se callaron y se sentaron a escuchar.
"Hace muchos años, este bosque era muy diferente. No había amistades fuertes como hoy. Los animales vivían separados, cada uno en su rincón, sin conocer las maravillas de los demás. Pero un día, un pequeño ratón llamado Tito decidió hacer un cambio. Comenzó a visitar a otros animales, contándoles sobre su vida y aprendiendo sobre la de ellos. Pronto, los demás animales se unieron a Tito y comenzaron a compartir sus alimentos, canciones y juegos. Así, construyeron un bosque lleno de amistad y alegría.
Los animalitos miraban a Ovidio con asombro.
"¡Qué hermosa historia!", dijo Tula emocionada. "¡Así somos ahora!"
"Claro, Tula. La cultura se construye compartiendo y aprendiendo de los demás", explicó Ovidio.
Todos los animales se miraron y decidieron que, ya que el festival era sobre la amistad, también compartirían lo que hacían con amor.
Así, Rocco trajo sus mejores zanahorias, Tula mostró su increíble danza lenta, y Lila sorprendió a todos con sus bellas canciones. Cuando llegó el turno de la leona Leo, hizo un gran juego de carreras y se rieron juntos todos.
Pasaron horas disfrutando, cantando y jugando. En un momento, Lila voló alto para pedir la atención de todos.
"¿Qué tal si hacemos un gran mural con todo lo que somos?", sugirió.
"¡Sí! Yo tengo muchas semillas de frutas para hacer estampas!", gritó Rocco entusiasmado.
"Y yo puedo usar mis patas para hacer huellas!", agregó Tula.
De a uno, todos comenzaron a ayudar, y en poco tiempo, el claro del bosque se llenó de colores y formas que representaban la diversidad de cada animal.
Al final del día, todos estaban cansados pero felices.
"¡El festival ha sido increíble!", dijo Tula con una sonrisa grande.
"Sí, y hemos aprendido que cada uno tiene algo especial que aportar", respondió Rocco mientras se comía una zanahoria.
"¡Y que juntos hacemos un bosque mejor!", terminó Lila mientras asentía con la cabeza.
Desde ese día, el bosque no solo fue un lugar de diversión, sino también un lugar de unión. Los animales habían aprendido el valor de la convivencia y la cultura. Todos se prometieron seguir celebrando su diversidad cada año.
Y así, el Gran Festival del Bosque se convirtió en una tradición que jamás olvidarían. Y cada vez que se reunían, recordaban la historia de Tito, el ratón, y cómo juntos habían creado un mundo donde la amistad brillaba como las estrellas.
¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!
FIN.