El Gran General de las Sombras
En un pequeño pueblo llamado Lumina, donde el sol brillaba casi todos los días y las risas de los niños llenaban el aire, existía un misterio. Al caer la noche, las sombras se agrupaban y mantenían conversaciones secretas, pero había una sombra en particular que se destacaba entre todas: el Gran General de las Sombras.
Un día, la curiosa Sofía y su amigo Lucas decidieron investigar qué pasaba con las sombras. Mientras caminaban por el parque al anochecer, escucharon susurros provenientes de un árbol antiguo. Se acercaron y, para su sorpresa, vieron al Gran General de las Sombras, un ser con una voz profunda que resonaba como un eco.
"¡Hola, niños! ¿Por qué han venido a interrumpir la reunión de las sombras?" - preguntó el Gran General.
"Queríamos saber por qué las sombras parecen tan tristes cada noche" - respondió Sofía, con preocupación.
El Gran General suspiró y les explicó que las sombras sentían que nadie les prestaba atención. "Somos las guardianas de los sueños, pero cuando la gente se olvida de jugar y de imaginar, la oscuridad se siente sola y abandonada."
Lucas, entusiasmado, tuvo una idea. "Podríamos jugar más! Hacer que los adultos recuerden lo divertido que es soñar."
El Gran General sonrió. "Esa es una excelente idea, niños. Pero necesitaremos tu ayuda para hacer que todos participen."
Así que Sofía y Lucas planearon una gran fiesta de juegos en el parque. Invitaron a todos sus amigos y sus padres. La noticia se esparció como un reguero de pólvora y, aunque al principio muchos adultos estaban ocupados y un poco escépticos, se dejaron llevar por la energía de los niños.
La noche de la fiesta, la luna brillaba en lo alto, y el parque se llenó de risas, juegos de luces y coloridos globos. Las sombras empezaron a danzar y a mezclarse con los niños, que jugaban alegres. El Gran General se unió a la fiesta, brincando y bailando con ellos.
"¡Eso es! ¡Mucho mejor! ¡Así es como debemos vivir!" - exclamó el Gran General, mientras las sombras giraban en espiral, formando figuras divertidas en la oscuridad.
Pero, de repente, una sombra oscura y distante apareció en el horizonte, interrumpiendo la alegría. Con una voz temblorosa, dijo: "No pueden seguir así, es peligroso disfrutar de la noche. Las sombras pueden hacerse más fuertes y llevarse a los niños a mundos desconocidos."
El Gran General se acercó, mirándolo a los ojos. "¡No! Si nuestros amigos están felices y soñando, las sombras son nuestras aliadas. Nos acompañarán en nuestras aventuras."
La sombra oscura dudó, ya que había olvidado lo que era jugar y soñar. "Yo también solía jugar hace mucho tiempo, pero ahora solo traigo miedo."
Sofía y Lucas, notando la tristeza de la sombra, decidieron acercarse. "Pero jugar no tiene que ser solo por la noche. ¡Podemos soñar y jugar todos los días! Ven, únete a nosotros!"
Con un poco de timidez, la sombra se unió al grupo, y pronto empezó a tener su propio rol en los juegos. Cada sombra comenzó a contar historias de aventuras olvidadas, llenando la noche de magia y sorpresas.
El Gran General sonrió y dijo: "Cuando compartimos alegría, las sombras nunca son solas, y todos podemos soñar juntos. Nunca más volveremos a olvidar el poder de la diversión."
Y así, Lumina se convirtió en un lugar donde la luz y la oscuridad coexistían en perfecta armonía, recordando a todos, grandes y chicos, que la imaginación y los sueños siempre pueden unir a todos, sin importar cuán oscuras parezcan las sombras.
Desde entonces, cada año se celebra la fiesta de las sombras, un recordatorio de que todos, incluso las sombras, tienen un lugar en el corazón de Lumina.
Los niños aprendieron que la tristeza puede transformarse en alegría cuando decidimos compartir y jugar, y que a veces, aun en las noches más oscuras, siempre hay espacio para la luz de la imaginación.
FIN.