El Gran Juego de la Amistad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde vivían muchos personajes encantadores. Estaban el señor Conejo, la señora Ardilla, el señor Zorro, la señora Pájaro, el señor Ratón, la señora Mariquita y muchos otros animales divertidos.

Un día soleado, todos los habitantes de Villa Feliz se reunieron en el parque para jugar y divertirse juntos. El señor Conejo propuso un juego de escondite y todos estuvieron de acuerdo.

"¡Yo contaré!", dijo el señor Zorro emocionado. El resto de los animales comenzaron a buscar lugares para esconderse mientras el señor Zorro cerraba sus ojos y contaba hasta diez.

Una vez que terminó de contar, comenzó a buscar a sus amigos por todo el parque. Mientras tanto, la señora Ardilla decidió trepar al árbol más alto del parque para esconderse allí. La señora Pájaro se ocultó entre las hojas del arbusto más grande que encontró.

El ratón se metió debajo de un banco y la mariquita voló hacia una flor cercana. El juego continuó durante horas y cada vez que alguien era encontrado, ese animal ayudaba al zorro a buscar a los demás.

Los niños reían mucho mientras corrían por todas partes tratando de no ser atrapados. De repente, cuando solo quedaban dos animales sin encontrar: la tortuga y el caracol; todos detuvieron su búsqueda porque parecía imposible encontrarlos debido a su lenta velocidad.

Pero entonces tuvieron una gran idea. "¡Vamos a hacer un ruido para atraerlos!", exclamó la señora Ardilla. Todos los animales comenzaron a hacer ruidos divertidos y llamativos.

El caracol escuchó el alboroto y decidió salir de su almeja para ver qué estaba pasando. La tortuga, curiosa también, se acercó lentamente hacia el sonido. Finalmente, ambos fueron encontrados y todos celebraron juntos el final del juego. Estaban muy felices de haberse divertido tanto y de haber encontrado a todos sus amigos.

Después de eso, decidieron que siempre jugarían juntos en el parque y se convertirían en una gran familia. Aprendieron la importancia de trabajar en equipo, ser pacientes y valorar las habilidades únicas de cada uno.

Desde ese día, Villa Feliz se convirtió en un lugar donde los animales vivían en armonía, jugaban juntos y aprendían unos de otros. Y así fue como esta pequeña comunidad demostró que la amistad y la diversión pueden superar cualquier obstáculo.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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