El Gran Juego de la Amistad



Era un soleado miércoles en la escuela pública de un pequeño barrio argentino. Las risas de los chicos resonaban mientras dos amigas, Isa y Bianca, se preparaban para la clase de Educación Física. Ambas eran muy entusiastas, pero tenían enfoques diferentes sobre el deporte. Isa soñaba con ser muy veloz en carreras, y Bianca, en cambio, amaba jugar a la pelota.

Cuando la maestra, la profesora Marta, llegó al gimnasio, saludó a sus alumnos con una sonrisa.

"¡Hola, chicos! Hoy haremos un juego especial que combina velocidad y habilidad. Se llama 'El Gran Juego de la Amistad'."

Isa y Bianca se miraron emocionadas, cada una deseando demostrar su destreza en sus respectivas áreas.

"¡Genial! ¡Yo seré la más rápida!", exclamó Isa, mientras hacía movimientos de calentamiento.

"¡No tan rápido, Isa! No olvides que también hay que pasar la pelota", bromeó Bianca con una sonrisa.

Las reglas eran fáciles: todos los jugadores debían correr en dos equipos mientras pasaban una pelota. El equipo que lograra pasar la pelota a más compañeros sin dejarla caer ganaría. La profesora Marta dividió a los niños en dos grupos, y la emoción comenzó a crecer.

Durante el juego, Isa se concentraba tanto en correr que a veces olvidaba pasar la pelota.

"¡Isa! ¡Pásala!", gritó Bianca desde el otro lado.

Pero Isa estaba decidida. Sin embargo, cuando intentó correr aún más rápido para llegar a la meta, casi se tropieza. La pelota se fue volando y cayó al suelo.

"¡Ay, no!", dijo Isa, un poco frustrada.

En ese momento, Bianca se acercó a ella.

"No te preocupes, Isa. A veces hay que compartir la pelota para que el juego sea más divertido. Vamos a hacerlo juntas, yo te ayudo a correr y vos me pasás la pelota. Así ganaremos como equipo."

Isa asintió, sintiendo que el apoyo de su amiga era justo lo que necesitaba.

"¡Buena idea! ¡Vamos a intentarlo!", respondió Isa con una gran sonrisa.

A partir de ese momento, las dos se comunicaron mejor. Cada vez que Isa corría, Bianca le pasaba la pelota y luego la hacía circular entre sus compañeros. Pronto, el equipo comenzó a ganar puntos, y a la vez, ambas se divirtieron muchísimo.

Al final del juego, no sólo había un equipo ganador, sino un grupo de amigos muy felices. La profesora Marta aplaudió y dijo:

"¡Qué gran partido! Aprendimos que trabajar en equipo es esencial en cualquier deporte. ¡Las verdaderas vencedoras son la amistad y la colaboración!"

Isa miró a Bianca y ambas sonrieron, sabiendo que, a menudo, es importante aprender a compartir y apoyarse en el camino. En ese momento, no solo se dieron cuenta de que ganar podía ser divertido, sino que lo mejor era disfrutar con amigos.

Desde ese día, Isa y Bianca siguieron jugando juntas, siempre recordando la importancia de la colaboración y cómo a veces, ser parte de un equipo es más importante que ser la más rápida o la mejor.

Y así, cada clase de educación física se convirtió en una nueva aventura donde ambas brillaban, no como competidoras, sino como verdaderas amigas.

Así, en el pequeño barrio, el Gran Juego de la Amistad se convirtió en la tradición más esperada de la semana, un momento donde aprender y disfrutar eran lo único que importaba.

FIN.

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