El Gran Juego de la Amistad
En el corazón de un pequeño pueblo había una escuela llamada "Escuela del Bosque Encantado". Allí, un grupo de niños pasaba sus días aprendiendo, pero también había un problema que los preocupaba: cada uno de ellos se sentía inseguro y poco respetado por sus compañeros.
Un día, la docente Marta decidió organizar un gran juego para fomentar la autoestima, el respeto y el bienestar en el aula. Se trataba de una búsqueda del tesoro, donde cada niño debía encontrar algo que representara algo positivo de sí mismo y compartirlo.
-Bueno, chicos, hoy haremos algo especial -anunció Marta con una sonrisa-. Vamos a buscar un tesoro, pero no será oro ni joyas. Queremos encontrar algo que represente lo que cada uno de ustedes valora de sí mismo. ¿Están listos?
Los niños, aunque algo dudosos, comenzaron a pensar en lo que podían encontrar. Lucía, la más tímida del grupo, pensó en su amor por el dibujo. -Yo puedo buscar los lápices que uso para pintar -dijo con voz baja.
-Podés hacerlo, Lucía. Eres una gran artista -la alentó Nicolás, un niño al que le gustaba jugar al fútbol.
La búsqueda comenzó y cada uno exploró diferentes rincones de la escuela. Leonel, el más pequeño del grupo, encontró una piedra que le recordaba la fuerza de un personaje de su cuento favorito. -Yo traeré esta piedra, porque significa que siempre puedo ser fuerte como el héroe del que leo -compartió con orgullo.
Mientras tanto, Sofía, que amaba cantar, decidió buscar su canción favorita. Al volver a clase, cada niño compartió su hallazgo. -Esta piedra me recuerda que siempre puedo enfrentar mis miedos -dijo Leonel.
-Los lápices que encontré representan mi creatividad -dijo Lucía con más seguridad. -Todos podemos ser artísticos a su manera.
El entorno fue cambiando poco a poco. Los niños comenzaron a verse de otra manera y a respetar los logros y talentos de sus compañeros. Sin embargo, a medida que avanzaba el juego, aparecieron algunos conflictos.
-¡Ese lugar es mío! -gritó Brian, un niño competitivo que quería ser el que más tesoros encontrara.
-Mirá, Brian, no se trata de competir. Todos somos buenos en distintas cosas -le respondieron Sofía y Nicolás al mismo tiempo.
-Si seguimos así, no nos divertiremos -añadió Marta, interviniendo en la discusión. -El objetivo es ayudarnos a ver lo buenos que somos y a respetar lo que cada uno tiene para ofrecer. Recordemos que lo más importante de este juego es el trabajo en equipo.
Brian, al escuchar las palabras de la docente, se detuvo y reflexionó.
-Pensándolo bien, yo también quiero que ustedes tengan su momento -dijo Brian, algo avergonzado. -¿Qué podría buscar que represente mi esfuerzo?
Los niños lo animaron a encontrar algo que representara su espíritu competitivo pero, a la vez, amistoso.
Finalmente, todos se reunieron, contentos con sus tesoros.
-Mirá, encontré este trozo de tela que mi mamá compró y me lo regaló. Me dice que soy un buen amigo porque siempre cuido de los demás -dijo Nicolás, y todos aplaudieron.
La tarde terminó con risas y cuentos, y todos se sintieron valorados y respetados. Al concluir el juego, Marta reunió a todos. -Hoy no sólo hemos encontrado tesoros, sino también una lección muy importante: el respeto y la autoestima son clave para nuestra amistad.
Desde ese día, en la Escuela del Bosque Encantado, el ambiente era diferente. Los niños comenzaron a apoyarse mutuamente, celebrando cada logro y respetando a los demás.
-Yo soy un buen artista, pero también soy parte de un gran equipo -pensó Lucía mientras dibujaba un hermoso mural en la sala de clases, donde todos podían dejar su huella. Al final, todos aprendieron que ser parte de un grupo no significa perder su esencia, sino enriquecerla respetando a los demás.
FIN.