El Gran Juego de la Amistad
En un pequeño pueblo llamado Sonrisas, un grupo de niños se reunía todos los días en el parque para jugar. Había cinco amigos: Tomi, Sofi, Rufi, Luca y Nati. Cada uno tenía su propio estilo y personalidad, pero todos compartían una única pasión: jugar juntos.
Un día, mientras comenzaban a jugar a la pelota, Sofi dijo:
"¿Y si inventamos un juego nuevo?"
"¡Sí!" exclamó Tomi, emocionado. "Podría ser algo como una búsqueda del tesoro."
"Eso suena genial," dijo Luca. "Pero, ¿dónde buscamos el tesoro?"
Nati, que siempre soñaba con aventuras, sugirió:
"Podemos esconderlo en diferentes partes del parque. ¡Usemos pistas!"
"¡Me encanta!" gritó Rufi. "Juguemos, entonces. Yo quiero ser el líder de los exploradores."
Los amigos comenzaron a pensar en las pistas más ingeniosas y divertidas. Decidieron que el tesoro sería un cofre lleno de juguetes que habían donado a la escuela y que esta vez querían encontrar juntos.
Al día siguiente, los niños se reunieron en el parque, listos para comenzar su aventura. Sofi había hecho un mapa del parque con dibujos de los lugares donde esconderían las pistas.
"Primero, vamos al tobogán. Ahí escondí la primera pista," dijo Sofi, emocionada.
"¡Vamos, vamos!" animó Tomi, y todos corrieron hacia el tobogán.
Tras buscar alrededor, encontraron un papelito.
"Leedlo, Rufi," dijo Nati.
"Ok, dice: 'Donde los patitos nadan y los nenúfares flotan... allí encontrarán la siguiente pista'. ¡Es el estanque!"
Los amigos continuaron su camino hacia el estanque, saltando y riendo mientras compartían anécdotas de otras aventuras.
Llegaron al estanque y entre risas y carreras, vieron a los patitos nadando. Sofi se agachó y buscó bien entre los nenúfares, encontrando un nuevo papel.
"¡Aquí está! ¡Lean!" gritó con alegría.
"Donde los árboles son altos y las sombras dan frescura, ahí estará la siguiente pista", leyó Tomi.
"¡A la gran secuoya!" dijo Rufi y todos asintieron, corriendo en dirección al árbol más grande que conocían.
Cuando llegaron al árbol, encontraron la pista escondida en un hueco del tronco. Sin embargo, había algo extraño: la pista decía que el tesoro estaba muy escondido y que debían trabajar juntos.
"¿Qué significa eso?" preguntó Nati.
"Tal vez debemos hacer algo por los demás para encontrarlo," sugirió Luca.
Los amigos empezaron a pensar. Sofi propuso:
"Podemos ayudar a arreglar el parque. Quizás si hacemos una buena acción, el tesoro aparecerá como por arte de magia."
"¡Eso es! Ayudemos a recoger basura y sembrar algunas flores. Así el parque será más lindo para todos," apoyó Rufi.
Y así fue como los cinco amigos pasaron el día ayudando a embellecer el parque. Recolectaron basura, plantaron flores y decoraron el lugar con cintas hechas por ellos. Cada vez que terminaban una tarea, sentían una felicidad creciente.
Al final del día, mientras estaban cansados pero satisfechos, de repente volvieron a escuchar un ruido. Se dieron vuelta y vieron que desde el lugar donde habían escondido el tesoro, una lluvia de colores comenzó a caer.
"¡Mirá!" gritó Tomi, señalando el arco iris que brillaba en el cielo.
En el centro del arcoíris, un pequeño cofre apareció justo frente a ellos. Los amigos se miraron atónitos por un momento.
"¿Será el tesoro?" preguntó Nati con una sonrisa.
"¡Claro! Lo encontramos porque hicimos algo por los demás," dijo Sofi festivamente.
Se acercaron al cofre y lo abrieron. Dentro, además de los juguetes, encontraron cartas que decían: 'La verdadera riqueza está en la amistad y en ayudar a otros.'
"¡Fue un día increíble!" dijo Rufi, abrazando a sus amigos.
"Sí, y ahora el parque es nuestro tesoro. Podemos jugar aquí todos los días," terminó Luca con una gran sonrisa.
Desde ese día, los cinco amigos no solo jugaron en su parque, sino que también se convirtieron en los cuidadores del mismo, recordando siempre que la verdadera aventura se encuentra en compartir y cuidar de los demás. Y así, en el pueblo de Sonrisas, el juego de la amistad nunca terminó.
FIN.