El Gran Juego de las Puertas



Era un día soleado en el pueblo de Colores, donde vivía un niño llamado Tomás. Tomás era un chico curioso que siempre quería aprender cosas nuevas y divertidas. Un día, mientras paseaba por la plaza, se encontró con un misterioso letrero que decía: "¡Participa del Gran Juego de las Puertas y gana increíbles premios!".

Tomás, emocionado, decidió que quería participar. Se acercó a un escenario donde había tres puertas de colores: una roja, una azul y una amarilla. Frente a las puertas, había un presentador alegre llamado Don Monty.

"¡Hola, pequeño aventurero!" -exclamó Don Monty con una sonrisa."Estás a punto de jugar el mejor juego de tu vida. Detrás de una de estas puertas hay un premio increíble: ¡una bicicleta nueva! Las otras dos puertas esconden... un par de ovejitas de peluche. ¿Estás listo para jugar?".

"¡Sí!" -gritó Tomás entusiasmado.

"Perfecto, elige una puerta. ¿Cuál es tu favorita?" -preguntó Don Monty.

Tomás miró con atención y decidió:

"Elijo la puerta roja".

Don Monty sonrió y dijo:

"Excelente elección, pero espera un momento. Voy a abrir una de las otras puertas para mostrarte algo. Voy a destapar la puerta azul".

Con un gesto dramático, Don Monty abrió la puerta azul, revelando un adorable par de ovejitas de peluche.

"¡Mirá, Tomás!" -dijo Don Monty."Detrás de la puerta azul hay unas lindas ovejitas, pero eso significa que ¡la bicicleta puede estar detrás de la puerta roja o la amarilla! Ahora, te doy una oportunidad. ¿Quieres quedarte con la puerta roja o prefieres cambiar a la amarilla?".

Tomás se quedó pensativo, mientras los espectadores del juego aplaudían y animaban. En ese momento, un amigo de Tomás, llamado Juan, apareció entre la multitud.

"¡Tomás, cuidado!" -gritó Juan."Recuerda, muchas veces la primera elección no es la mejor. Podés cambiar tu decisión".

Tomás se sentía confundido. Debía elegir entre permanecer con su primera elección o cambiar a la puerta amarilla. Recordó algo que había aprendido en la escuela sobre la estrategia, y decidió:

"Creo que voy a cambiar a la puerta amarilla".

Don Monty, con una sonrisa en el rostro, dijo:

"Gran elección, Tomás. Ahora, vamos a ver qué hay detrás de la puerta amarilla".

Con un movimiento rápido, Don Monty abrió la puerta amarilla, y para sorpresa de todos, ¡había una brillante bicicleta roja! El público estalló en aplausos y vítores.

"¡Lo lograste!" -gritó Don Monty, mientras le entregaba la bicicleta a Tomás."Siempre recuerda, a veces en la vida hay que arriesgarse y cambiar de perspectiva para obtener lo que realmente queremos".

Tomás sonrió, emocionado no solo por su bicicleta nueva, sino por la lección que había aprendido. La estrategia y la toma de decisiones eran más importantes de lo que él pensaba.

"Gracias, Don Monty. ¡Me llevaste a vivir una aventura increíble!" -dijo Tomás mientras se subía a su nueva bicicleta.

Y así, Tomás recorrió las calles de Colores, no solo con una bicicleta brillante, sino con un nuevo entendimiento sobre cómo abrir las puertas de las oportunidades en su vida. Mientras pedalaba, saboreando su triunfo, también sabía que para alcanzar sus sueños a veces tenía que estar dispuesto a cambiar y explorar nuevas opciones.

La historia de Tomás se esparció por todo el pueblo, y todos aprendieron que en la vida, un pequeño cambio de decisión podría abrir grandes puertas hacia el éxito y la felicidad.

FIN.

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