El Gran Juego de las Puertas



Hace mucho tiempo, en un pueblo lleno de risas y fantasías, había un mago llamado Monty. Monty era conocido por sus espectáculos sorprendentes y, sobre todo, por su famoso juego de las puertas. Todo el pueblo esperaba con ansias cada vez que Monty llegaba con su carpa de colores brillantes para hacer su espectáculo.

Un día, decidió organizar un gran juego, invitando a todos los niños del pueblo. En el centro de la carpa, había tres puertas misteriosas. Detrás de una puerta había un hermoso pony dorado, y detrás de las otras dos, ¡nada!

Los niños se reunieron alrededor de Monty, ansiosos por participar. Entre ellos estaban Santiago, una niña valiente y curiosa, y Suzy, una amante de los caballos.

- '¡Hola a todos! Bienvenidos al Gran Juego de las Puertas', anunció Monty. 'Hoy tendrán la oportunidad de llevarse a casa el pony, pero solo si juegan de manera inteligente.'

Los niños aplaudieron y rieron, emocionados por la perspectiva del juego.

- 'Primero, elijan una puerta', continuó Monty. 'Pero no la abran todavía.'

Santiago rápidamente señaló la puerta número uno.

- 'Yo elijo esa', gritó con entusiasmo.

Suzy, un poco más cautelosa, decidió elegir la puerta número tres.

- 'Estoy segura de que hay algo especial detrás de esa puerta', dijo con una sonrisa.

Monty miró a los niños, disfrutando el momento. Luego se acercó a Santiago.

- 'Voy a abrir una de las otras puertas, pero no la que elegiste', explicó Monty sonriendo. Con un movimiento de su mano, abrió la puerta número dos, revelando que estaba vacía.

- 'Ahora, Santiago', dijo Monty, 'tienes una decisión: ¿quieres quedarte con la puerta número uno o cambiarte a la puerta número tres?'

Santiago frunció el ceño, sintiendo que en su corazón había algo confuso.

- 'No sé qué hacer...', murmuró.

- 'Pensa en eso', comentó Monty con una sonrisa paciente. '¿Te gustaría saber cuánto es lo que tienes en juego?'

Entonces, Suzy comenzó a meditar en su propia elección.

- 'Santiago, yo elegí la puerta número tres, y Monty abrió la puerta de la que no elegimos. Eso me hace pensar que, tal vez, cambiar sea la mejor opción. ¿No deberías intentarlo?'

Santiago se detuvo a pensar. Monty había mencionado que algo debería hacer. Tal vez cambiar de puerta sería inteligente.

- 'Está bien. Cambiaré a la puerta número tres'.

Monty sonrió y luego abrió la puerta número tres, revelando al brillante pony dorado.

- '¡Felicidades, Santiago! Has ganado un hermoso pony.'

El pueblo estalló en aplausos, mientras Santiago sonreía de felicidad.

Suzy gritó de alegría y abrazó a Santiago.

- 'Lo hiciste, lo hiciste. ¡Y pensaste bien al cambiar!'

Monty se acercó a los niños y les explicó el secreto del juego.

- 'A veces, en la vida, no se trata solo de lo que elegimos primero, sino de entender las opciones que se nos presentan. Al cambiar, tenías una mayor probabilidad de ganar', dijo Monty.

Desde ese día, Santiago aprendió una importante lección sobre la decisión, la oportunidad y la confianza en su propio instinto. Y todo gracias a su amigo Suzy y al mágico mago Monty. Y, por supuesto, al pony dorado que ahora sería su compañero de aventuras.

El juego de las puertas se convirtió en cuento en aquel pueblo, recordando que a veces las mejores decisiones vienen de cambiar un poco de rumbo.

Así, Santiago anduvo por municipios y caminos junto a su pony dorado, llevando siempre una lección en su corazón: acuérdense de decidir inteligentemente y nunca tengan miedo de cambiar de dirección.

FIN.

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