El Gran Juego de las Puertas Mágicas
Había una vez un pequeño pueblo llamado Cuatrópolis, donde cada año se celebraba un divertido festival conocido como "El Gran Juego de las Puertas Mágicas". Este juego consistía en tres puertas misteriosas, y detrás de una de ellas se escondía un increíble premio: ¡un hermoso y reluciente auto de juguete que todos deseaban tener!
Un día, en medio de los preparativos del festival, tres amigos: Sofía, Lucas y Martín, decidieron participar en el juego. Los tres habían soñado con tener el auto de juguete, y estaban muy emocionados por la oportunidad.
Cuando llegó el gran día, la plaza del pueblo estaba llena de colores y risas. Un simpático presentador, conocido como Don Mente, se acercó a los amigos con su micrófono y les explicó las reglas del juego.
-DON MENTE"¡Hola, chicos! Bienvenidos al Gran Juego de las Puertas Mágicas. Detrás de estas tres puertas hay una sorpresa. Solo una de ellas tiene el auto de juguete, y las otras tienen... ¡un montón de sorpresas desagradables! Pero no se preocupen, hay una estrategia que pueden seguir para aumentar sus posibilidades de ganar."
-LUCAS"¿Estrategia? ¡Queremos ganar ese auto ya!"
-DON MENTE"Escuchen con atención, porque esto es muy importante. Primero, elijan una puerta. Después, yo abriré una de las otras dos puertas que no seleccionaron, que no tendrá el auto. Luego, tendrán la oportunidad de cambiar su elección o quedarse con la puerta que eligieron. ¿Entienden?"
-MARTÍN"Sí, pero ¿por qué cambiar? No tiene sentido. Yo me quedo con la puerta que elijo."
-SOFÍA"Yo creo que lo voy a pensar un poco... tal vez cambiar sea una buena idea. ¡Podría ser más divertido!"
Los tres amigos miraron las puertas: la puerta uno, la dos y la tres. Tras un momento de charla, decidieron que Sofía elegiría la puerta uno, Lucas la puerta dos y Martín la puerta tres.
-SOFÍA"Yo elijo la puerta uno. Estoy segura que ahí está el auto."
-LUCAS"Yo elijo la dos. Ese auto es mío."
-MARTÍN"Y yo me quedo con la tres. ¡No hay vuelta atrás!"
Don Mente, con una sonrisa, comenzó a jugar. Primero, Sofía eligió la puerta uno. Luego, decidió abrir la puerta dos, que sería la de Lucas, donde encontró una broma con una serpiente de plástico.
-DON MENTE"¡Miren lo que hay detrás de la puerta dos! Un regalo sorpresa... ¡pero no es el auto!"
Mientras los amigos reían, Don Mente se volvió a Sofía y Lucas para preguntarles:
-DON MENTE"Ahora, Sofía, ¿quieres quedarte con la puerta uno? ¿O quieres cambiar a la puerta tres, que todavía no has visto?"
-SOFÍA"Mmm, no sé. Me siento muy segura con la puerta uno..."
-LUCAS"Pero Sofía, tal vez al cambiar tengas más posibilidades de ganar, porque ahora solo hay dos opciones: la puerta uno y la puerta tres."
-MARTÍN"No sé, yo no cambiaría. Es tu decisión, Sofía."
Después de pensar un poco, Sofía decidió arriesgarse:
-SOFÍA"Está bien, cambio a la puerta tres. Espero que mi corazoncito tenga razón."
Don Mente sonrió y movió su varita mágica. Con un movimiento especial, abrió la puerta tres, y detrás estaba...
-DON MENTE"¡Tachán! ¡El auto de juguete! ¡Felicidades, Sofía! Has elegido la puerta correcta. ¡Qué gran jugada!"
Sofía no podía creerlo, pero estaba muy feliz. Lucas y Martín no podían entender que su amiga había hecho el cambio y ahora tenía el auto.
-LUCAS"Es increíble. Uno siempre piensa que lo que elige está bien, pero cambiar puede ser una mejor estrategia. ¡Nunca lo había pensado así!"
-MARTÍN"¡Sí! Tal vez deberíamos aprender a abrir nuestra mente hacia nuevas posibilidades."
Sofía sonrió, sabiendo que el verdadero premio no solo era el auto de juguete, sino también la lección que habían aprendido. A veces, cuando uno tiene la opción de cambiar y arriesgarse, el resultado puede ser mucho mejor de lo que uno imaginaba.
Desde ese día, los tres amigos siempre recordaron El Gran Juego de las Puertas Mágicas y lo que significó para ellos: la importancia de tomar riesgos y de abrirse a nuevas oportunidades. Y así, la amistad entre Sofía, Lucas y Martín se fortaleció mientras compartían muchas más aventuras por venir.
FIN.