El Gran Juego del Bosque
Era un hermoso día en el Bosque de las Aventuras, donde los amigos Lucas, Tati, Manu y Valen jugaban juntos todos los días. Este bosque era especial, porque en él todos los animales tenían un lugar y juntos hacían de su hogar un lugar mágico.
Un día, mientras jugaban al escondite entre los árboles, Tati propuso algo nuevo.
"¿Qué les parece si hacemos una gran competencia de juegos para todos los habitantes del bosque?"
Todos los amigos se entusiasmaron. Era una idea divertida, pero también iba a requerir mucho trabajo en equipo para organizarlo.
"Claro, me encanta la idea, pero debemos asegurarnos de que todos en el bosque se sientan incluidos", agregó Manu.
"Sí, y tenemos que llevarnos bien con todos, sin importar si son grandes o pequeños", añadió Valen, siempre con su espíritu solidario.
"Entonces, hagámoslo juntos, con respeto y compromiso", dijo Lucas, sonriendo.
Empezaron a planear el evento. Decidieron que serían varias pruebas de destreza, creatividad y trabajo en equipo. Sabían que, para que todo saliera bien, cada uno debería asumir sus responsabilidades.
"Yo me encargaré de hacer las invitaciones", dijo Tati.
"Y yo dirijo los juegos", dijo Lucas, emocionado.
"Yo puedo buscar materiales para las pruebas", agregó Manu.
"Entonces yo haré el cartelería y la decoración", concluyó Valen.
Con todas las tareas asignadas, se pusieron manos a la obra. Lo que no esperaban era que no todos los animales del bosque estarían de acuerdo con la competencia.
Un día, mientras Lucas repartía las invitaciones, se encontró con la tortuga Ivana, quien se veía molesta.
"¿Por qué no me invitaron a participar? Soy más lenta, pero puedo ayudar de alguna forma", dijo Ivana.
"Oh, lo sentimos, Ivana. No queríamos excluirte. Todos pueden participar a su manera", respondió Lucas, sintiendo que había fallado.
"Sí, claro, lo haremos juntos. La idea es divertirnos y que todos se sientan incluidos. ¿Te gustaría ser la jueza del evento?", propuso Tati.
"¡Me encantaría! Y puedo ayudar a organizar a los participantes", sonrió Ivana, sintiéndose parte de la actividad.
Cada día que pasaba, el gran juego fue tomando forma y más animales se sumaban al esfuerzo. Todo iba bien hasta que un día, un grupo de zorros llegó al bosque.
"Escuchamos que están organizando algo divertido, pero no creemos que deban llevarlo a cabo. Lo mejor es que lo cancelen", dijo el zorro mayor, Alarico, con voz autoritaria.
"Pero, ¿por qué? Todos están entusiasmados", respondió Manu, tratando de no desanimarse.
"Porque creemos que no todos los animales pueden ganar. No hay sentido en hacer algo donde unos pocos sobresalgan", repuso Alarico.
Los amigos se miraron preocupados. ¿Cómo podía haber malentendidos en una actividad que debía ser de alegría y unión?"Podemos hacer que cada prueba tenga diferentes desafíos, donde ganen diferentes tipos de animales. Así todos tendrán su oportunidad", sugirió Valen.
"¡Esa es una excelente idea!", exclamó Tati.
"Les diré a los zorros que podemos hacer una prueba especial para ellos también", pidió Ivana, apoyando el enfoque inclusivo.
Al día siguiente, los amigos fueron a hablar con Alarico.
"¡Hola, Alarico! Decidimos que todos pueden participar y que habrá pruebas especiales en las que se pueden sumar. ¿Qué te parece?", dijo Lucas con entusiasmo.
"Quizás tenga que pensarlo un poco más", dijo Alarico, cruzando los brazos.
Tras un momento, Alarico miró a los amigos a los ojos y dijo:
"Me gusta la idea. A veces olvidamos que trabajar en equipo también es importante. Mis zorros pueden ayudar con la logística. ¿Qué dicen?"
"¡Perfecto! Siempre es mejor trabajar juntos!", gritaron Manu y Valen al unísono.
Y así, el Gran Juego del Bosque se transformó en un evento de colaboración donde todos, desde el más pequeño de los pájaros hasta los más grandes de los mamíferos, participaron y compartieron sus habilidades.
El día del evento, todos estaban emocionados.
"¡Comencemos!", anunció Ivana, con su característica voz tranquila, mientras daba la señal de inicio.
Y así, en un ambiente de respeto, compromiso, responsabilidad, solidaridad y compañerismo, se celebró el gran juego, donde no solo ganaron los que llegaron primeros, sino que se celebró la alegría de participar y de ser parte de un gran equipo.
El bosque, unido por la experiencia, se convirtió en un lugar aún más mágico. Al final del día, todos aprendieron una valiosa lección: juntos, siempre se logra más y mejor.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.