El Gran Maestro Chu Fan
En lo profundo de la selva, un nuevo día comenzaba con el canto de los pájaros y el murmullo del viento entre las hojas. Pero ese día había algo especial: había llegado el mono Chu Fan, un divertido y ágil profesor de karate.
"¡Hola, amigos de la selva!" - gritó Chu Fan con su voz alegre.
Los animales se acercaron curiosos. El elefante, la jirafa, el loro y hasta el perezoso se preguntaban qué traía consigo el mono.
"Soy Chu Fan, y he venido para enseñarles a cuidar su salud haciendo deporte. ¡Nada mejor que el karate!" - exclamó el mono, haciendo una voltereta en el aire.
Los animales se miraron entre sí, sorprendidos. Nunca habían pensado en hacer ejercicio. El perezoso, que estaba más interesado en dormir que en moverse, dijo:
"¿Karate? ¡Eso suena cansador! Yo prefiero una buena siesta."
"No, no, no!" - respondió Chu Fan con entusiasmo "Hacer ejercicio es divertido y les hará sentir muy bien. ¡Vamos a intentarlo juntos!"
A pesar de sus dudas, los animales decidieron unirse a la clase. Chu Fan les enseñó diferentes movimientos. Comenzaron con ejercicios de calentamiento. El elefante intentó hacer estiramientos, pero terminó enredando su trompa entre las ramas.
"¡Cuidado, Toto!" - dijo la jirafa riéndose, mientras intentaba no caerse de su altura.
El loro volaba de un lado a otro, animando a todos.
"¡Vamos, amigos, a moverse!" - gritó.
Después de calentar, Chu Fan mostró algunos golpes básicos de karate. Todos comenzaron a practicar. La jirafa, a pesar de su altura, se esforzaba en dar patadas adecuadas, mientras que el perezoso finalmente se unió y dio una torpe patada.
"¡Eso fue buenísimo!" - le dijo Chu Fan, dándole una palmada en el hombro.
Poco a poco, los animales se iban divirtiendo, sintiéndose más ágiles. Pero entonces, de repente, se escuchó un estruendo. Un grupo de monos traviesos apareció de detrás de unos arbustos.
"¡Hola, Chu Fan! ¡Venimos a ver qué hacés!" - gritó uno de ellos.
"Estoy enseñando karate a estos amigos, ¡y ustedes pueden unirse también!" - respondió Chu Fan con una sonrisa.
Los nuevos monos comenzaron a hacer ruido y a imitar a Chu Fan, pero de una manera muy desordenada.
"¡Esto está descontrolado!" - gritó el loro, riendo.
"Vamos a organizarnos, chicos. Karate es disciplina, no solo diversión" - les explicó el mono.
Con paciencia, Chu Fan les enseñó a todos a trabajar juntos. Se formaron en un círculo y comenzaron a practicar secuencias de movimientos. Todo era un gran espectáculo de colores y risas en la selva. Al principio, hubo tropiezos y risas, pero poco a poco se fueron coordinando mejor.
Tras un rato de ejercicio, todos los animales estaban sudando y riendo. El perezoso, sorprendentemente, había logrado hacer un movimiento ligero de karate.
"¡Mirá, estoy en movimiento!" - dijo orgulloso.
Al final de la clase, todos todos estaban exhaustos. Chu Fan propuso una ronda de relajación para terminar.
"Respiren hondo, amigos, y siéntanse bien. Esto es parte de cuidar la salud. ¡Siempre hay que encontrar un momento para relajarse también!" - dijo el mono mientras guiaba a los animales en unos ejercicios de respiración.
Cuando terminaron, todos se acostaron en la suave hierba, sintiéndose felices y satisfechos. Chu Fan los vio sonreír y supo que había logrado su objetivo.
Los animales de la selva se despidieron de Chu Fan, prometiendo que seguirían practicando karate.
"Te agradecemos, Chu Fan. ¡Nunca imaginamos que sería tan divertido!" - dijo la jirafa mientras se alejaba.
"Recuerden, amigos, la salud es nuestra mejor recompensa. ¡Nos vemos pronto!" - respondió el mono, mientras trepaba por un árbol, listo para seguir su aventura.
Y así, los animales de la selva inauguraron un nuevo hábito que los mantendría unidos y saludables. En su corazón, siempre llevarían la alegría y las lecciones de su querido profesor de karate, el mono Chu Fan.
FIN.