El Gran Malentendido de Valentina
En un pequeño pueblo llamado Colibrí, vivía una niña llamada Valentina. Era conocida por su gran corazón y su simpatía. Un día, mientras jugaba en el parque, Valentina se dio cuenta de que su mejor amiga, Lila, lucía un poco triste.
-Valentina-
-¿Qué te pasa, Lila? Te veo un poco decaída.-
-Lila-
-Es que mi mamá compró un nuevo vestido para una fiesta y yo quería que me quedara bien, pero no sé si me gusta...-
Valentina, queriendo ayudar, pensó que podía motivar a Lila. Sin embargo, en un momento de distracción, confundió las palabras.
-Valentina-
-¡Ah, no te preocupes! Seguro que no te queda feo, porque la verdad es que...-
En ese instante, Valentina tropezó con una piedra y dijo lo primero que le vino a la mente.
-...¡lo que importa es que a los demás siempre les gusten las cosas que elegimos! -
Lila frunció el ceño.
-Lila-
-¿A los demás? Pero yo quiero que me guste a mí.-
La confusión de Valentina había comenzado. Decir la cosa equivocada había hecho que Lila se sintiera menospreciada. Así, la niña salió corriendo, desilusionada. Sin saber qué pasaba, Valentina se sintió triste. Había querido ser un apoyo y había fallado.
Al día siguiente, Valentina decidió que debía reconciliarse con su amiga. Se plantó frente a su casa con un ramo de flores silvestres. Al tocar la puerta, Lila apareció con los ojos apagados.
-Valentina-
-Lila, siento mucho si lo que dije te hirió. No quise que pensaras que no importabas, solo quería animarte.-
-Lila-
-A veces, las palabras pueden lastimar mucho, Valentina. Necesito que me entiendas.-
Valentina se sintió mal por lo sucedido. Sabía que debía aprender de este error.
-Valentina-
-Tienes razón, y me gustaría que me ayudes a comprender mejor. ¿Podrías mostrarme cómo haces para sentirte feliz con lo que eliges? -
Lila sonrió, tocada por el gesto de su amiga.
-Lila-
-Bueno, podríamos ir juntas a elegir un vestido para la fiesta. Así merece la pena.-
Entonces, las dos amigas se pusieron manos a la obra. Fueron a la tienda del pueblo, donde Lila probó muchos vestidos. Valentina, en lugar de hacer comentarios, se mantuvo a su lado, ofreciendo apoyo y cariño.
-Lila-
-¡Mirá este, Valen! ¿Te gusta? -
-Valentina-
-¡Sí! Pero, ¿te hace sentir feliz a vos? -
Lila pensó un momento y respondió:
-Lila-
-Me gusta, porque creo que me representa.-
Así, Lila eligió un vestido que la hacía sentir cómoda y espléndida. Valentina aprendió que las palabras tienen un poder inmenso y hay que usarlas con sabiduría. Desde aquel día, siempre se aseguró de pensar antes de hablar.
La fiesta fue un gran éxito. Valentina y Lila brillaron, no solo por sus vestidos, sino por el valor de la verdadera amistad y la importancia de elegir las palabras con cuidado. Valentina había aprendido una lección valiosa: a veces, los errores deben convertirse en oportunidades para ser mejores amigos.
Y así, en el pueblo Colibrí, Valentina y Lila continuaron disfrutando de su amistad, apoyándose mutuamente, y recordando que:
"Errar es humano, pero aprender es parte de crecer"-.
FIN.