El Gran Minion de la Ciudad
En un día soleado en la gran ciudad de Minionópolis, la vida transcurría con alegría y risas. Todos los minions estaban ocupados haciendo travesuras y trabajando en sus divertidos proyectos. Sin embargo, algo inesperado sucedió. Un enorme minion llamado Gigantón llegó a la ciudad, y su tamaño asustó a todos.
Gigantón no era un minion común. Era diez veces más grande que los demás, y había estado vagando por montañas y valles, sintiéndose triste y solitario. Al llegar a la ciudad, Gigantón se sintió confundido y agredido, porque nunca antes había estado rodeado de tantos seres pequeños que corrían de un lado a otro.
"¡Ay, no! ¿Qué es esto?" - gritó Gigantón mientras un par de bolas de helado se caían de su mano gigante.
Los minions más pequeños, al verlo, se asustaron y empezaron a correr. Pero, entre ellos, una valiente minion llamada Lili se armó de valor. Ella tenía el corazón grande y sabía que debía ayudar a Gigantón.
"¡Esperen!" - exclamó Lili. "No le tengamos miedo. Quizás está triste por algo. Vamos a acercarnos con cuidado."
Poco a poco, los minions pequeños comenzaron a acercarse al gigante, y Gigantón, al verlos, se agachó para hablarles.
"¡Hola, pequeños amigos!" - dijo con una voz profunda pero dulce. "Yo solo quería jugar, pero me siento tan solo y grande aquí..."
Lili, sintiendo la tristeza en su voz, preguntó:
"¿Por qué estás solo, Gigantón?"
Gigantón suspiró.
"He estado viajando por tanto tiempo que olvidé cómo hacer amigos. Nadie quiere jugar conmigo porque soy tan grande y asusto a todos."
Lili sintió lástima por él. Ella y los otros minions se miraron, y decidieron ayudarlo.
"Podemos jugar juntos. ¡Pero primero, vamos a hacer algo!" - dijo Lili con una sonrisa.
Los minions comenzaron a recolectar cosas divertidas: pelotas, globos y herramientas de su taller. Gigantón no podía creer lo que veía.
"¿De verdad están aquí para jugar conmigo?" - preguntó, con un brillo de esperanza en sus ojos gigantes.
"¡Sí! Pero necesitamos encontrar una manera de que sea divertido para todos, incluso para vos." - agregó otro minion llamado Timo.
Entonces, Lili tuvo una idea brillante.
"¡Hagamos una gran carrera! Pero en lugar de correr, ¡haremos lanzamientos!" - dijo mientras sonreía.
Los minions pequeños se colocarían en fila para ver quién podía lanzar una pelota más lejos, y Gigantón podría lanzar cosas mucho más grandes, asegurándose de no asustar a nadie. La carrera fue un éxito total. Los minions reían y disfrutaban de la diversión.
El clima de la ciudad cambió cuando Gigantón se unió a sus juegos. Todos se sentían felices, y el miedo se había disipado.
Más tarde, después de jugar, Lili se acercó a Gigantón, que estaba exhausto pero contento.
"Ves, Gigantón, ¡no tienes que estar solo! Siempre puedes hacer nuevos amigos si te acercas con una sonrisa."
Gigantón sonrió, y sus ojos brillaron como estrellas.
"Nunca pensé que me entenderían y jugarían conmigo de esta forma. ¡Son los mejores amigos que he tenido!"
Al final del día, Gigantón se sintió como en casa por primera vez.
"Prometo regresar a jugar más seguido. Ustedes son fabulosos."
Así que, desde ese día, el Gran Minion Gigantón y los pequeños minions de Minionópolis se convirtió en el equipo más divertido. Aprendieron que, incluso si sos diferente y más grande, la amistad y la alegría pueden unir a todos.
Y así, en la gran ciudad, el eco de risas continuó, lleno de juegos y nuevas aventuras juntos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.