El Gran Misterio de los Árboles



Era lunes en la sala 'Hormiguitas' y los niños de 4 años estaban muy entusiasmados. -Hoy vamos a empezar a preparar nuestra feria de ciencias sobre los árboles -anunció la seño Ana, con una sonrisa grande que iluminó el aula-. ¡Y vamos a convertirnos en expertos! -

Mateo, que siempre tenía muchas preguntas, levantó la mano. -Seño, ¿cómo vamos a aprender sobre los árboles? -

La seño Ana llevó a los niños al jardín, donde había un hermoso árbol de jacarandá. -Miren este árbol, es un jacarandá. Vamos a aprender sobre sus hojas, su tronco y sus raíces -les dijo mientras mostraba imágenes en su tablet-.

-¡Qué grande es! -exclamó Sofía, maravillada. -¿Puede abrazar un árbol tan grande? -

-¡Sí! -dijo Mateo, mientras intentaba rodear el tronco-. Pero creo que necesitaría un amigo para ayudarme.-

Los demás se rieron, y entonces la seño Ana les propuso un juego. -¿Qué les parece si hacemos una búsqueda del tesoro? Vamos a buscar diferentes tipos de hojas y troncos en el jardín.-

Los niños se emocionaron y comenzaron a correr, riendo y jugando entre los arbustos y árboles. "¡Miren! ¡Esta hoja es de un sauce!", gritó Miguel, mostrando su descubrimiento.

Pero de repente, Sofía se detuvo al ver algo extraño en el suelo. -¡Esperen! -los llamó con una voz intrigante-. ¿Qué es eso? -

Los demás se acercaron rápidamente y vieron un pequeño y misterioso objeto escondido entre las hojas. -¡Es un nido! -exclamó Mateo, ansioso por descubrir más.

La seño Ana se acercó y observó. -Es un nido de pájaros. ¿Qué les parece si averiguamos más sobre los pájaros que viven en los árboles? -

Los niños estaban encantados con la idea. Pasaron el resto de la mañana buscando información sobre los pájaros y los árboles. Aprendieron que algunos pájaros construyen sus nidos en las ramas para que sus crías estén a salvo.

Al día siguiente, volvieron al aula llenos de información y entusiasmo. -¡Vamos a hacer un mural sobre lo que aprendimos! -sugirió Miguel. Todos estuvieron de acuerdo.

Mientras pintaban, Mateo tuvo otra idea. -Podemos hacer un árbol en 3D. ¡Yo tengo un cartón en casa! -

-¡Genial! -dijo Sofía. -Y yo puedo traer colores para decorar.-

Los días fueron pasando y cada vez se sumaban más ideas. Hasta que un día, la seño Ana llevó una planta en una maceta. -Hoy vamos a plantar un árbol en el jardín de la escuela -dijo-. Será nuestro legado. Necesitamos cuidarlo y hacerlo crecer juntos.-

Los niños se miraron emocionados. -¡Sí! -gritaron al unísono.

Plantaron el pequeño árbol con mucho amor. -Vamos a regarlo todos los días -propuso Mateo. -Y le vamos a poner un nombre. ¿Qué les parece "Árbol Hormiguita"? -

-¡Me encanta! -dijo Sofía. -Así siempre lo recordaremos.-

Llegó el día de la feria de ciencias y los niños se pusieron muy nerviosos. Tenían que presentar todo lo que habían aprendido. -Recuerden, lo principal es divertirse y compartir nuestro saber -les dijo la seño Ana, contagiándoles su confianza.

Cuando les llegó el turno, con una gran sonrisa, los niños explicaron a los papás y a sus compañeros sobre los tipos de árboles, los pájaros y, por supuesto, sobre su querido Árbol Hormiguita.

Fue un éxito rotundo. Todos aplaudieron y celebraron su esfuerzo. -Lo hicimos, ¡somos expertos en árboles! -gritó Mateo, lleno de alegría.

Desde ese día, los niños se convirtieron en embajadores de los árboles. Prometieron cuidar su árbol en el jardín y siempre recordar la importancia de proteger la naturaleza.

Y así, aprendieron que los árboles son mucho más que solo plantas; son hogares para muchos animales y vitales para nuestro planeta. Con su curiosidad y dedicación, los —"Hormiguitas"  demostraron que cualquier aventura comienza con una pregunta y el deseo de aprender.

FIN.

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