El Gran Misterio del Hotel Gaturro



Había una vez un gaturro llamado Gato, que era muy curioso y aventurero. Un día decidió visitar un famoso hotel del terror que había abierto en su ciudad. Decía en los folletos que si lograbas pasar la noche, te llevarías un increíble premio.

Al llegar, un recepcionista muy peculiar, con una gran sonrisa y gafas oscuras, lo recibió.

"¡Bienvenido al Hotel del Terror! ¿Buscas emoción, verdad?" - dijo el recepcionista.

Gato asintió con entusiasmo y pidió la llave de su habitación. El recepcionista le entregó una llave extraña, que tenía forma de ojo y brillaba como si tuviera vida propia.

"Esta es la llave de la habitación 13. Ten cuidado, Gato. Cosas raras pasan aquí..." - advirtió el recepcionista con un guiño.

Gato, emocionado, subió por las escaleras crujientes hasta llegar a la habitación 13. Su corazón latía con fuerza mientras metía la llave en la cerradura y la giraba.

Al abrir la puerta, se encontró con una escena increíble: ¡cabezas de frutas colgaban del techo! Era un espectáculo tan raro como divertido. Había sandías, peras, manzanas, y hasta un melón enorme, todos con caras sonrientes que parecían saludarlo.

"¿Hola?" - preguntó Gato con un poco de miedo.

"¡Bienvenido, Gato!" - respondió una sandía con voz alegre. "No te asustes, somos las cabezas frutales y estamos aquí para jugar. ¡Este es un hotel de risas, no de terrores!"

Gato se sintió aliviado y se unió a la fiesta frutal. Jugaron a las escondidas, a atrapar la fruta y hasta hicieron una carrera de zapallos. Fue un momento increíble, y Gato se dio cuenta de que no era tan aterrador después de todo.

"¡Esto es muy divertido!" - exclamó Gato.

Sin embargo, mientras jugaban, notaron algo extraño. La puerta de la habitación se cerró sola y un viento frío comenzó a soplar.

"¡Oh no! ¿Qué está pasando?" - se preocupó una pera.

"No hay que asustarse, sigamos juntos y busquemos una solución!" - sugirió Gato, que ahora se sentía valiente.

Decidieron buscar pistas en la habitación. Al revisar, encontraron una gran caja en un rincón, con un candado que necesitaba la llave.

"¿Qué hacemos?" - preguntó una naranja.

"¡La llave de ojo! Tal vez se la pueda usar!" - dijo Gato.

Sacó la extraña llave con la forma de ojo y se la acercó al candado. Para su sorpresa, la llave encajó perfectamente.

"¡Listo! Ahora abramos este misterio!" - gritó Gato lleno de emoción.

Al abrir la caja, un montón de luces de colores brillantes estallaron y llenaron la habitación.

"¡Guau!" - exclamó una cabeza de sandía.

De la caja salió un espíritu juguetón, que resultó ser el guardián del hotel.

"¡Gracias por liberar la diversión!" - dijo el espíritu. "Por ser tan valientes, ustedes se llevan un premio especial: ¡la Certificación de Aventureros del Hotel Terrífico!"

Gato y sus nuevos amigos recibieron un hermoso diploma, lleno de estrellas y frases inspiradoras que decían: "La curiosidad y el coraje traen felicidad y diversión a la vida".

Desde ese día, Gato supo que la valentía y la amistad son lo más importante en cualquier aventura. Y así, regresó a casa con una gran historia que contar y amigos para siempre.

Fin.

FIN.

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