El Gran Partido Bajo la Lluvia



Era un hermoso día soleado, perfecto para jugar al fútbol. Haaland y Dibu se estaban preparando para el emocionante partido que habían organizado en el parque. La emoción estaba en el aire y todos los niños del barrio se habían reunido para ver el juego.

"Dibu, ¡no puedo esperar para jugar! He estado entrenando todo el mes para este partido", dijo Haaland, saltando de felicidad.

"Yo también, Haaland. Vamos a darlo todo en la cancha", respondió Dibu, con una sonrisa en el rostro.

Pero de repente, mientras los niños se acomodaban, nubes oscuras empezaron a cubrir el cielo. En cuestión de minutos, comenzó a llover torrencialmente.

"¡Oh no! ¿Qué hacemos ahora?", dijo Dibu, mirando al cielo.

"Lluvia o sol, ¡no detendremos el partido!", contestó Haaland con firmeza.

Los niños estaban desanimados, y algunos comenzaron a irse a casa. Pero Haaland y Dibu, decididos a jugar, decidieron seguir adelante. Mientras corrían hacia la cancha, se encontraron con un pequeño osito de peluche que se estaba refugiando debajo de un árbol.

"¡Mirá!", exclamó Dibu. "Es el Osito Bubu, parece que se perdió".

"¡Vamos a ayudarlo!", sugirió Haaland, decidido.

Los chicos se acercaron al osito y notaron que estaba empapado y un poco asustado.

"Hola, Osito Bubu. No te preocupes, estamos aquí para ayudarte", dijo Dibu suavemente.

Bubu levantó su cabecita y, con voz temblorosa, dijo: "No sé cómo volver a casa. Todo está tan mojado y no puedo ver nada".

Haaland y Dibu intercambiaron una mirada llena de comprensión. "Podemos acompañarte hasta tu casa. ¡No hay problema!", ofreció Haaland.

"Pero primero, ¿quieres jugar con nosotros un rato?", agregó Dibu con energía.

Bubu sonrió tímidamente y dijo: "¡Me encantaría! Pero, ¿no se mojarán más?".

"Sí, pero la lluvia también puede ser divertida. ¡Imaginá la aventura que estamos por vivir!", contestó Haaland.

Así que decidieron jugar en el barro que se formó en la cancha. Los tres comenzaron a correr, a reír y a patear la pelota. Los chapoteos eran música para sus oídos y, aunque estaban completamente empapados, la alegría llenó el aire. A medida que jugaban, se olvidaron del mal tiempo y de la tristeza del osito.

De repente, ocurrió algo inesperado. Un grupo de niños que miraban desde la orilla, viendo lo mucho que se divertían en la lluvia, se unieron a ellos.

"¡Queremos jugar también!", gritaron los demás.

Pronto, el pequeño campo se convirtió en un festival de risas, juegos y diversión. Dibu, Haaland, y Bubu se sintieron felices de ver cómo más amigos se unían a ellos. Esa lluvia que parecía un problema al principio se convirtió en la mejor parte del día.

Después de un rato, el sol comenzó a salir nuevamente, y el cielo se iluminó con un hermoso arcoíris.

"¡Miren, el arcoíris!", exclamó Dibu emocionado.

"Es nuestro signo de que todo estará bien", añadió Bubu, con una gran sonrisa.

Cuando el partido terminó, el grupo de amigos llevó a Bubu de vuelta a su casa. Durante el camino, Bubu dijo: "¡Gracias! Nunca pensé que jugar en la lluvia podría ser tan divertido y que haría nuevos amigos!".

"A veces, las cosas inesperadas pueden ser las mejores aventuras», dijo Haaland. "Lo importante es disfrutar el momento con los que queremos".

Cuando llegaron a casa de Bubu, el osito abrazó a Dibu y Haaland fuerte, lleno de gratitud.

"Prometo que nunca olvidaré este día. Ustedes me enseñaron a no tener miedo a las lluvias!".

Y así, Haaland, Dibu y el Osito Bubu aprendieron que incluso en los días más nublados, siempre hay una oportunidad para la diversión y la amistad. Después de todo, ¡cada tormenta puede traer un hermoso arcoíris!

FIN.

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