El Gran Partido de Amistad



En un pequeño barrio de Buenos Aires, un grupo de chicos y chicas se reunía cada tarde para jugar al fútbol en la plaza. Sin embargo, un día llegó un nuevo vecino, Julián, que usaba silla de ruedas. Los otros niños lo miraron con curiosidad y un poco de duda.

"¿Podemos jugar con él?" - preguntó Ana, una de las chicas más valientes del grupo.

"No sé, ¿cómo jugaría?" - respondió Lucas, moviendo la cabeza.

Ese día, decidieron dejar a Julián fuera del juego. Pero al siguiente día, Julián se acercó y, con una gran sonrisa,

"¡Hola! ¿Quieren que les enseñe cómo jugar en equipo?" - propuso.

Los chicos, intrigados, se acercaron y Julián les enseñó a jugar en pares, con un balón adaptado que podían empujar con la mano. Con el tiempo, los demás empezaron a disfrutar de la nueva modalidad.

Justo cuando estaban teniendo su primer partido, se desató una lluvia fuerte. A todos les dio un poco de pereza, pero Julián gritó entusiasmado,

"¡No dejen que la lluvia los detenga! ¡El deporte es para todos!" - y con su energía contagiante, convenció a todos de seguir jugando.

Al final del día, todos se empaparon, pero también se rieron y crearon un lazo especial. Desde entonces, cada vez que se reunían, no solo jugaban al fútbol, sino que también aseguraban que todos fueran incluidos.

El deporte los unió, demostrando que la verdadera amistad supera cualquier límite. Julián se convirtió en el mejor jugador del barrio, no solo en el campo, sino en el corazón de todos sus amigos.

FIN.

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