El Gran Partido de Jere y Maradona
Era un lindo día en el barrio, y Jere estaba muy emocionado. "¡Hoy es el gran día! Vamos a jugar un partido con Maradona!"- decía mientras se ponía su camiseta de fútbol favorita. Jere era un gran fanático del deporte, y su ídolo, Diego Maradona, iba a ser su compañero de equipo.
Maradona llegó a casa de Jere en un auto que relucía. "¿Listo para ganar?"- preguntó, sonriendo. Jere asintió con entusiasmo, y juntos subieron al auto. Sin embargo, al poco rato, el auto empezó a hacer ruidos extraños. "¿Qué pasa?"- preguntó Jere, un poco preocupado.
"No sé, parece que algo no va bien..."- dijo Maradona mientras intentaba arreglar el volante. Pero, de repente, un gran estruendo se escuchó. "¡Uh-oh!"- dijo Jere. El auto se detuvo en seco. "No podemos quedarnos aquí. ¡Vamos a pie!"- propuso Maradona.
Así que dejaron el auto y comenzaron a caminar hacia el estadio. Pero el camino estaba más largo de lo que pensaban y ambos se dieron cuenta de que se habían perdido. Jere comenzó a dudar. "¿No vamos a llegar nunca?"-
"No te preocupes, pibe. A veces hay caminos difíciles, pero siempre hay que seguir adelante. ¿Ves esa montaña? Si subimos ahí, tal vez podamos ver el campo de juego desde arriba"- le sugirió Maradona.
Con esa idea en mente, comenzaron a escalar. La montaña era empinada, y a Jere le costaba un poco mantener el ritmo. "Ay, Maradona, no sé si puedo más..."- dijo. Pero Maradona lo animó.
"¡Vamos! Cada vez estamos más cerca. Recordá que el esfuerzo trae su recompensa"-
Finalmente llegaron a la cima y pudieron ver el estadio a lo lejos. "¡Mirá, Jere! ¡Estamos cerca!"- gritó Maradona. Esperanzado, Jere empezó a bajar corriendo, pero se tropezó y cayó. "¡Ay!"-
Maradona corrió hacia él. "¿Estás bien?"- preocupado. "Sí, creo que sí. Solo me dolió un poco el orgullo..."- rió Jere mientras se levantaba. "Lo importante es seguir adelante, ¿no?"- Maradona le dio una palmada en la espalda.
Así continuaron su camino, enfrentando algunos obstáculos más. Se encontraron con un grupo de chicos que estaban con una pelota, pero no tenían canchas para jugar. "¡Hola! ¿Quieren jugar con nosotros?"- los invitó Jere.
Los chicos sonrieron y aceptaron, así que se pusieron a jugar mientras Maradona les daba algunos consejos. "¡Eso es! ¡Propongan un pase!"- decía animando a todos. Jere se sintió motivado y, aunque no pudo terminar el partido con los otros chicos, aprendió lo importante que era el trabajo en equipo.
Después de un rato, Jere, Maradona y los demás se despidieron. "¡Gracias por jugar! Nos vemos otro día!"- gritaron mientras se alejaban. Jere se sentía feliz.
Finalmente, llegaron al estadio justo a tiempo para el partido. "¡Llegamos!"- gritó Jere, corriendo hacia el campo con una gran sonrisa. Maradona se unió a él y juntos entraron al campo de juego.
Durante el partido, Jere recordó la caminata, los desafíos y cómo habían disfrutado del camino juntos. "No importa si ganamos o perdemos, lo que cuenta es cómo llegamos hasta aquí"- pensó mientras corría con la pelota. Al final, aunque no ganaron, el partido fue emocionante y lleno de risas.
De regreso a casa, Jere miró a Maradona y dijo: "Fue el mejor día de mi vida. Gracias, Diego, por enseñarme a nunca rendirme".
"Recuerda, Jere, en el fútbol y en la vida, siempre hay que disfrutar cada momento y aprender de cada camino. Así formamos parte del juego"- respondió Maradona con una sonrisa.
Y así, Jere aprendió que a veces los caminos pueden ser complicados, pero lo más importante es mantener la fe, disfrutar la aventura y aprender de cada experiencia.
Con un corazón lleno de alegría, regresó a su casa, listo para contarle a todos sobre su gran día.
FIN.