El Gran Partido de la Amistad



Era un hermoso día de primavera y los alumnos de la segunda clase de la escuela primaria 'Los Pinos' estaban ansiosos por jugar al fútbol. Pero había un pequeño problema: cada vez que jugaban, terminaban peleando. El capitán del equipo, Tomás, sí que quería que todo saliera bien.

-Tomás, ¿podemos jugar este partido sin pelear? -preguntó Sofía, una de las jugadoras más talentosas del equipo.

-No lo sé, Sofía. Cada vez que hay una disputa, todos terminan gritándose. -respondió Tomás, preocupado.

En medio de la práctica, Joaquín y Nicolás comenzaron a discutir sobre una falta que había sucedido en el partido anterior.

-Yo no hice nada, ¡fue culpa de Joaquín! -gritó Nicolás.

-¡Estás mintiendo! ¡Yo solo intenté parar el balón! -replicó Joaquín.

El maestro de educación física, el señor García, que los observaba desde un costado, decidió intervenir.

-Chicos, ¿por qué no hacemos algo diferente hoy? En lugar de pelear, ¿por qué no intentan formar un equipo y comunicarse mejor? -les sugirió el señor García, con una sonrisa.

Los niños se miraron entre sí, un poco sorprendidos por la idea del maestro. Sin embargo, decidieron intentarlo. El señor García les propuso un juego en el que, cada vez que alguien cometiera un foul, tenían que pedir disculpas y dar un abrazo a quien había sido lastimado.

-Pero eso suena raro -dijo Nicolás, aún reacio.

-Es una forma de mostrar que valora la amistad y el respeto -explicó el señor García.

Así que, con un poco de dudas y muchas ganas de jugar, comenzaron el partido con nuevas reglas. Al iniciar, Tomás era el capitán, y ocupó su lugar con mucho entusiasmo.

-¡A jugar, equipo! ¡Recuerden, si cometemos un foul, ¡un abrazo! -gritó Tomás.

El partido comenzó y, al principio, se sintieron un poco tontos. Pero conforme avanzaban, comenzaron a disfrutar de la nueva dinámica. No pasó mucho tiempo antes de que Fernando, por accidente, empujara a Sofía mientras intentaba alcanzar un balón.

-¡Ouch! -exclamó Sofía, frotándose la muñeca.

-¡Lo siento, Sofía! -dijo Fernando, acercándose.

-Está bien, Fernando. -respondió Sofía, sonriendo mientras le daba un abrazo. -Solo ten cuidado la próxima vez.

Los demás niños vieron la situación y empezaron a seguir su ejemplo. Miraban la acción con sorpresa y, poco a poco, todos se sumaron a la nueva regla del abrazo.

-¡Es divertido pedir disculpas y hacer las paces! -dijo Joaquín, al levantarse después de un roce accidental con Nicolás.

-¿Ves? ¡No es tan difícil! -replicó Nicolás, mientras se reían y se abrazaban.

El partido continuó y se volvió cada vez más amistoso. Los niños empezaron a celebrar los goles juntos y a apoyarse mutuamente. Se dieron cuenta de que el fútbol se disfrutaba más cuando se jugaba como un equipo. Al final del juego, estaban cansados pero felices.

-¡Ganamos! -gritó Sofía.

-¿Ganamos? -preguntó Joaquín, un poco confundido.

-¡Sí! Ganamos en equipo. No solo el marcador cuenta, sino también que jugamos sin peleas y con respeto -dijo Tomás, muy contento.

El señor García se acercó con una sonrisa amplia.

-Estoy muy orgulloso de ustedes. Hoy no solo jugaron a la pelota, sino que también aprendieron una gran lección sobre la amistad.

Desde entonces, cada vez que se reunían a jugar, recordaban el gran partido de la amistad y se esforzaban por mantener la armonía en el campo. Aprendieron que podían divertirse sin conflictos y que siempre era mejor jugar en equipo.

Y así, los niños de la segunda clase de 'Los Pinos' se convirtieron en los mejores amigos y grandes jugadores de fútbol, siempre recordando el día que hicieron de su juego, un verdadero motivo de alegría.

FIN.

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