El gran paseo de los amigos del bosque



En el corazón del Bosque Alegre, vivían cuatro amigos: Lola la liebre, Tito el tejón, Pato el pato y Luli la ardilla. Un día soleado, decidieron hacer un gran paseo juntos.

"¡Vamos a contar lo que veamos en el camino!" dijo Lola, emocionada.

"¡Sí! Yo seré el contador y ustedes pueden ayudarme!" agregó Tito.

Los amigos empezaron su paseo, y apenas cruzaron un arbolito, se encontraron con un grupo de mariposas.

"¡Mirá cuántas hay!" gritó Luli.

"Contemos juntas, uno... dos... tres... cuatro... cinco... ¡seis mariposas!" dijo La liebre.

Los amigos se alegraron por las seis mariposas que danzaban en el aire. Continuaron su camino y llegaron a un arroyo.

"¡Miren esos pececitos!" exclamó Pato.

"Contemos los que nadan, uno... dos... tres... cuatro... cinco pececitos nadando!" dijo Tito.

Los amigos aplaudieron felices por los cinco pececitos. Siguieron caminando y encontraron un gran árbol lleno de manzanas.

"¡Qué rico! Contemos las manzanas para ver cuántas podemos comer" propuso Luli.

"¡Sí! Uno... dos... tres... cuatro... cinco... ¡seis manzanas!" contó Lola nuevamente.

De pronto, empezaron a escuchar un ruido extraño. Era un pequeño erizo que parecía perdido.

"¿Estás bien, amigo?" le preguntó Pato.

"No, me perdí y no sé volver a casa..." respondió el erizo con voz temblorosa.

"No te preocupes, ven con nosotros, te ayudaremos a encontrar el camino" dijo Luli.

Los amigos se pusieron en marcha junto al erizo, pero ahora, mientras caminaban, decidieron contar los árboles que pasaban.

"Uno... dos... tres... ¡cuatro árboles!" dijo Tito entusiasmado.

Con cada árbol, el grupo se hacía más unido. Finalmente, encontraron el camino del erizo y lo llevaron a su hogar.

"¡Gracias por ayudarme! Ahora somos amigos todos" dijo el erizo feliz.

Antes de regresar a casa, los amigos se sentaron a contar todo lo que habían visto y aprendido ese día. Contaron mariposas, pececitos, manzanas y árboles.

"Y siempre debemos ayudar a los demás cuando lo necesiten" concluyó Pato.

Y así, entre risas y enseñanzas, volvieron a sus casas, contentos y más unidos que nunca.

Moraleja: Ayudar a los demás nos hace amigos y hace que nuestras aventuras sean más divertidas.

FIN.

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