El Gran Paseo de Lucas



Era un soleado día de verano cuando Lucas, un niño de ocho años, llegó con su familia al Parque de Atracciones Fantasía. Las luces brillantes y los sonidos de risas y juegos llenaban el aire, y Lucas estaba más emocionado que nunca. Desde que vio los carteles en la calle, soñaba con subirse a la montaña rusa más alta.

"Mirá, papá, ¡esa montaña rusa se ve increíble!" - exclamó Lucas, apuntando con su pequeño dedo.

"Sí, hijo. Pero primero, vamos a explorar un poco, ¿te parece?" - respondió su papá, sonriendo.

Mientras recorrían el parque, Lucas no podía evitar maravillarse. Se subió a la rueda de la fortuna, probó algodón de azúcar y rió con su hermana, Clara. Pero, en un momento de distracción, Lucas vio un hermoso carrito de globos de colores y decidió ir a investigar.

"¡Voy a ver esos globos! ¡Ya vuelvo!" - anunció Lucas, corriendo con emoción.

Pero cuando terminó de elegir su globo favorito, un enorme pajarito de colores, se giró y se dio cuenta de que no podía ver a su familia. El corazón le dio un vuelco.

"¿Papá? ¿Clara?" - llamó, pero solo escuchó el bullicio del parque.

Lucas respiró hondo y trató de mantener la calma. Sabía que tenía que pensar. A su alrededor, las familias reían y disfrutaban, y él, aunque asustado, se dio cuenta de que no estaba solo. Comenzó a caminar, buscando cualquier señal de su familia.

Caminó hacia el área de juegos cuando se topó con una niña sentada en una banca con un conejo de peluche.

"Hola, soy Sofía, ¿qué te pasa?" - preguntó la niña.

"Hola, soy Lucas. Me perdí de mi familia y no sé dónde están..." - respondió, con los ojos un poco brillosos.

"No te preocupes, yo también me perdí antes. ¿Querés que te ayude a buscarlos?" - sugirió Sofía con una sonrisa.

Lucas sintió un pequeño alivio. Juntos empezaron a caminar, preguntando a la gente si habían visto a su familia. En una de las atracciones, se cruzaron con un hombre de gran corazón que estaba supervisando la montaña rusa.

"Perdón, señor. ¿Ha visto a mi familia?" - preguntó Lucas.

"Claro, pequeño. ¿Cómo son?" - inquirió el hombre, agachándose a su altura.

"Mi papá es alto, y mi hermana tiene un vestido rosa. Y yo... tengo un globo de pajarito" - dijo Lucas, sintiéndose más seguro.

El hombre les dijo que lo acompañen, y junto con Sofía, se acercaron al puesto de información del parque, donde había un gran mapa.

"Aquí estamos, y si miramos bien, este es el lugar donde se subieron a la montaña rusa. Quizás podamos ir allí a esperar" - propuso el hombre, apuntando en el mapa.

Lucas y Sofía caminaron hacia la montaña rusa, y Lucas sintió un hormigueo de emoción. ¿Y si toda esta aventura los llevaba a su familia? Cuando llegaron, se sentaron en un banco a esperar.

"¿Siempre que te pierdas haces amigos nuevos?" - preguntó Lucas, mirando a Sofía.

"Sí, y creo que es lo mejor que se puede hacer. Nunca es bueno estar solo. Siempre podemos contar con otros" - respondió Sofía, sonriendo.

Poco después, Lucas oyó una voz conocida.

"¡Lucas! ¡Aquí estamos!" - gritó su hermana Clara, y él se dio vuelta, aliviado al reconocer a su familia que corría en su dirección.

"¡Estaba tan preocupado!" - dijo su papá, abrazando a Lucas.

"¿Qué hiciste, hermanito?" - preguntó Clara, entre risas.

Lucas miró a Sofía, quien le sonrió.

"Me perdí, pero encontré a una nueva amiga. Sofía me ayudó a buscar" - explicó Lucas.

"Te agradezco, Sofía. Eres muy valiente" - dijo la mamá de Lucas, sonriendo a la niña.

Sofía se sonrojó un poco, pero sonrió. Ya no era solo una aventura, ahora había ganado nuevos amigos.

Al regresar juntos a la atracción, Lucas se dio cuenta de que a veces, perderse puede llevar a momentos inesperados y amistades nuevas. Y sobre todo, aprendió lo importante que es siempre buscar ayuda y no rendirse.

Desde ese día, Lucas nunca olvidó a Sofía, la niña que lo ayudó a encontrar el camino de regreso hacia su familia y hacia el sentido de la amistad.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!