El Gran Portal y el Dragón Perdido



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Arcoiris, dos amigos muy diferentes: Tomás, un aventurero valiente, y Sofía, una fanática de los libros y la magia. Un día, mientras exploraban el bosque cercano, encontraron un antiguo portal brillante.

"¿Qué será esto?" - preguntó Tomás curioso, acercándose al portal.

"Parece un acceso a otro mundo. ¡Vamos a averiguarlo!" - respondió Sofía emocionada.

Ambos cruzaron el portal y se encontraron en un paisaje maravilloso, lleno de flores de colores vibrantes y criaturas fantásticas.

De repente, un estruendo resonó en el aire y un enorme dragón apareció volando. Era un dragón de escamas verdes y ojos dorados que brillaban como estrellas.

"¡Fuera de mi camino!" - rugió el dragón, haciendo temblar el suelo.

Tomás, entusiasta por la aventura, se puso en posición defensiva.

"¡Déjanos pasar, dragón! No venimos a pelear" - exclamó, aunque su voz temblaba un poco.

"¡No se atrevan a intentar nada! Soy el guardián de este lugar. Si desean cruzar, primero deben demostrar su valor" - contestó con un tono desafiante.

Sofía, que había estado leyendo sobre dragones, se dio cuenta de que el dragón estaba muy solo. Su mirada expresaba tristeza más que enojo.

"Espera, Tomás" - dijo Sofía "creo que no es lo que parece. Este dragón necesita amigos, no enemigos."

Tomás miró a Sofía con incertidumbre, pero decidió escucharla.

"¿Por qué estás solo, dragón?" - preguntó Tomás, dando un paso hacia él.

El dragón se detuvo y, sorprendido por la pregunta, respondió:

"Mis amigos huyeron cuando la gente comenzó a temerme. Ahora solo soy un monstruo en sus historias".

"No somos tus enemigos, queremos ayudarte" - agregó Sofía con una sonrisa. "Los héroes no siempre luchan, a veces también escuchan."

El dragón bajó su mirado, y su cuerpo monumental dejó de vibrar con tensión.

"¿Me ayudarían a encontrar a mis amigos?" - preguntó con un hilo de esperanza en su voz.

Tomás y Sofía se miraron, y al unísono dijeron:

"¡Sí!"

El dragón, emocionado, voló alto y los llevó a diferentes lugares por todo el reino, donde los amigos del dragón solían jugar. Durante su búsqueda, los tres enfrentaron desafíos junto a criaturas amables, aprendiendo sobre la importancia de la amistad y la confianza.

Finalmente, después de muchas aventuras juntos, encontraron a los amigos del dragón en un hermoso lago.

"¡Miren!" - exclamó Sofía mientras señalaba el lago. "¡Ahí están!"

Los amigos del dragón vieron a su antiguo compañero y corrieron hacia él, llenos de alegría.

"¡Pensamos que jamás volveríamos a verte!" - gritaron al unísono.

El dragón, con lágrimas de felicidad, se unió a ellos y les presentó a Tomás y Sofía.

"Estos son mis nuevos amigos. Nos hemos ayudado mutuamente" - exclamó con orgullo.

Los amigos del dragón, al conocer a Tomás y Sofía, se disculparon por haber huido.

"Lo sentimos, nos dejamos llevar por el miedo. Entendemos ahora que no debe juzgarse a alguien sin conocerlo" - dijo uno de ellos.

Tomás y Sofía se despidieron de sus nuevos amigos y regresaron por el portal, llevando consigo una hermosa lección: a veces, lo que parece un obstáculo puede ser la oportunidad de hacer amigos y aprender a entender a los demás. Al salir del portal, Tomás miró a Sofía y sonrió.

"¿Qué te parece si hacemos un club de valentía y amistad?"

Sofía sonrió ampliamente. "¡Es la mejor idea!"

Y así, en su pequeño pueblo de Arcoiris, Tomás y Sofía comenzaron su club, enseñando a todos a ser valientes y amables.

Desde entonces, todos recordaron que los dragones no son solo monstruos en las historias, sino también amigos que pueden estar perdidos, solo esperando ser encontrados.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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