El Gran Proyecto de los Olmedo



Era un día soleado en el barrio de los Olmedo. Percy, un maestro albañil, se despertó con una idea brillante en su mente. Se giró hacia Raquel, su esposa, y le dijo:

"Nena, creo que deberíamos hacer un proyecto familiar. Algo que nos una y nos haga aprender juntos."

Raquel sonrió mientras preparaba el desayuno.

"¿Qué tenés en mente, Percy?"

"Quiero construir un pequeño refugio en el fondo del jardín. Un lugar donde podamos pasar tiempo juntos, jugar y disfrutar."

Miguel y Benji, que estaban en la mesa, se animaron enseguida.

"¡Sí, papá! Eso suena genial!" - exclamó Miguel, mientras Benji asentía con entusiasmo.

Pero Josué, el más pequeño, parecía un poco triste.

"¿Puedo ayudar también? Pero… no soy tan grande como ustedes."

"Claro que sí, Josué! Todos podemos ayudar a nuestra manera. Tu trabajo será muy valioso."

Una vez que todos estaban de acuerdo, decidieron preguntar a Dios antes de comenzar su proyecto. Se reunieron en el comedor y formaron un círculo.

"Dios, guíanos en esta aventura y ayúdanos a ser creativos y a disfrutar del tiempo juntos. Amén." - dijo Raquel.

Los días pasaron y cada uno se asignó una tarea. Miguel se encargó de dibujar los planos, Benji buscaría los materiales, Josué se encargaría de mantener limpio el área, y Percy, por supuesto, sería el principal constructor.

Un sábado por la tarde, comenzaron a trabajar. Pero cuando estaban a punto de empezar a excavar, Josué notó que algunas flores estaban en el camino.

"¡Esperen! No podemos destruir las flores. Son hermosas."

Todos se detuvieron y miraron la colorida floración. Percy sonrió.

"Tenés razón, Josué. Vamos a moverlas y replantarlas en otro lugar. No queremos dañar a la naturaleza."

Entonces, con mucho cuidado, trasladaron las flores y continuaron con su proyecto. Sin embargo, cuando llegaron a la cimentación, se dieron cuenta de que no estaban usando la herramienta correcta.

Benji dijo:

"Pensé que eso funcionaría, pero parece que no."

Miguel propuso:

"Tal vez deberíamos pensar en otra opción. Vamos a consultar los planos otra vez."

Mientras revisaban los planos, encontraron un error. Si no cambiaban algo, el refugio no sería seguro.

"Esto puede ser un problema, pero si trabajamos todos juntos, seguramente encontraremos la solución", dijo Percy.

Cada uno aportó ideas y finalmente, después de un buen rato de deliberación, encontraron una mejor forma de diseñarlo. Todos estaban muy emocionados y decidieron tomarse un descanso para disfrutar de un bocadillo.

Raquel, que había estado preparando un jugo fresco, salió con una bandeja llena de almuerzos y sonrió.

"¡Los veo trabajando duro! Acá hay un poco de energía para ustedes."

Después de la merienda, el trabajo continuó. Con el paso de los días, el refugio comenzó a tomar forma, y cada uno de ellos se sentía orgulloso de su contribución.

Pero de repente, una fuerte tormenta se desató. La lluvia torrencial y el viento fuerte amenazaban con arruinar todo el trabajo que habían hecho. Percy se preocupó.

"¿Qué haremos? Todo lo que hemos construido podría derrumbarse."

"Construyamos una protección temporal", sugirió Miguel.

"¡Y rápido!" - añadió Benji.

Trabajaron juntos para cubrir el refugio con lonas y palos. Josué, a pesar de ser el más pequeño, ayudó trayendo herramientas y manteniendo la moral alta.

"No se preocupen, lo vamos a lograr!" - gritó, sonriendo.

Finalmente, la tormenta pasó, y cuando la calma regresó, miraron el refugio que había resistido.

"¡Lo logramos!" - gritó Benji.

"Sí, juntos somos más fuertes", añadió Miguel.

"Y ¡las flores están a salvo!" - dijo Josué, observando el nuevo lugar donde habían sido plantadas.

Pasaron semanas y, tras mucho trabajo, el refugio finalmente fue terminado. Era un hermoso lugar, rodeado de flores y un ambiente acogedor.

Una noche, mientras estaban disfrutando de una cena en el nuevo refugio, Percy levantó su vaso y dijo:

"Estoy muy orgulloso de todos ustedes. Este refugio no solo es un lugar físico, sino que simboliza el trabajo en equipo y el amor de nuestra familia."

Josué sonrió y dijo:

"¿Podemos hacer otro proyecto juntos?"

Todos se rieron, y Raquel respondió:

"Claro, pero primero disfrutemos este."

Y así, el refugio se convirtió en el lugar favorito de la familia Olmedo, lleno de risas, juegos, y sobre todo, amor.

Cada vez que miraban su gran obra, recordaban que, si trabajaban unidos, podían enfrentar cualquier reto y que los momentos compartidos son los que realmente importan.

FIN.

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