El Gran Reciclaje de la Escuela Verde
En una soleada mañana en la Escuela Verde, un grupo de niños se reunió en el patio. Su maestra, la Sra. María, había preparado una actividad especial sobre el reciclaje.
- ¡Hola chicos! - saludó la Sra. María con una sonrisa. - Hoy vamos a aprender sobre el reciclaje y cómo podemos ayudar a nuestro planeta. Pero primero, ¡haremos una competencia!
Los niños miraron con curiosidad.
- ¿Una competencia? - preguntó Pablo, un niño con gafas. - ¿Qué tenemos que hacer?
- Tendrán que recolectar la mayor cantidad de materiales reciclables que puedan durante una semana. Y al final, el grupo que más recoja ganará una gran sorpresa. - explicó la Sra. María.
Los ojos de los niños brillaron de emoción. Todos querían participar, pero María y su grupo, los “Verdes Radiantes”, estaban decididos a ganar. Al día siguiente, empezaron a llevar botellas, papeles y cartones de sus casas.
- ¡Miren lo que traje! - exclamó Juli, mientras mostraba una enorme bolsa llena de latas. - ¡Con esto seguro que ganamos!
A medida que passaban los días, los Verdes Radiantes recolectaban cada vez más materiales. Todos los días se reunían y contaban las cosas que habían encontrado.
- ¿Vieron cuántas botellas de plástico hay en el parque? - preguntó Lucía.
- Sí, y lo peor es que muchas de ellas terminan en el río - respondió Mateo, preocupado. - ¡Hay que hacer algo al respecto!
Los niños decidieron que además de recolectar reciclables, harían un cartel para concientizar a sus compañeros. Pasaron toda una tarde dibujando y escribiendo mensajes sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.
- ¡Mañana lo voy a llevar y lo vamos a colgar en el jardín! - decidió Juli.
Pero la competición se tornó más intensa cuando el grupo rival, los “Cazadores de Reciclables”, comenzó a hacer lo mismo. Ellos también querían ganar.
- ¡No podemos dejar que ganen! - dijo Pablo, un poco ansioso. - ¡Debemos recolectar aún más!
Los días pasaron y la tensión aumentó. Sin embargo, mientras trabajaban, también comenzaron a darse cuenta de cuántos materiales se estaban desperdiciando a su alrededor.
- ¿Por qué no hacemos una limpieza en el barrio? - sugirió Mateo. - Si encontramos más cosas, podemos contar eso como reciclaje y ayudar a que nuestro lugar sea más limpio.
La idea fue aclamada por todos. Así que organizados, un sábado se armaron con guantes, bolsas y mucha energía, y salieron a limpiar y reciclar. El tiempo pasó volando mientras recogían plásticos, papeles y latas. Juntos, lograron recolectar una montaña de materiales.
Al regreso, cansados pero felices, se encontraron con la sorpresa que la Sra. María había planeado.
- Chicos, estoy tan orgullosa de ustedes por el gran trabajo que hicieron. - les dijo la Sra. María. - Y no solo eso, lo más importante es que han aprendido que juntos podemos hacer una gran diferencia.
Los niños se miraron entre sí, sintiendo que más que ganar una competencia, había valido la pena por el cambio que estaban generando.
- ¡Vamos a seguir haciéndolo! - gritó Lucía con entusiasmo.
- ¡Sí! - respondieron todos al unísono. - ¡La Escuela Verde siempre reciclará!
Así, los niños de la Escuela Verde comprendieron que el verdadero premio no era solo ganar, sino hacer algo significativo por el cuidado del medio ambiente. Desde ese día, continuaron recolectando y educando a otros sobre la importancia del reciclaje. ¡La aventura apenas comenzaba!
Y así, en su pequeño rincón del mundo, se convirtieron en verdaderos guardianes del planeta, inspirando a todos a ser amigos del reciclaje y defensores del medio ambiente.
FIN.