El Gran Recreo de la Escuela Futura



Era un día soleado en la Escuela Futura, y los niños estaban ansiosos por salir al recreo. Entre risas y juegos, tres amigos, Sofía, Lucas y Mateo, estaban planeando una gran partida de fútbol.

"¡Hoy vamos a ganar!", decía Lucas con entusiasmo mientras amarraba sus zapatillas.

"Sí! Pero primero, tenemos que encontrar el balón", respondió Sofía, mirando a su alrededor.

"¡Ahí está!", exclamó Mateo, señalando un balón rojo que estaba en el borde del patio.

Los tres comenzaron a correr hacia el balón, pero a medida que se acercaban, un grupo de chicos mayores apareció y se lo llevaron.

"¡Eh! Eso es nuestro!", gritó Sofía.

Los más grandes solo se rieron y se alejaron con el balón.

"No puede ser, ¡tenemos que hacer algo!", dijo Lucas, frustrado.

"¡Sigamos buscando! Quizás encontremos otro", sugirió Mateo.

Sin embargo, en su búsqueda, se toparon con un grupo que estaba discutiendo. Era Clara y Tomás, compañeros de clase que siempre se peleaban por quién iba a utilizar la caja de juguetes en el patio.

"¿Por qué no pueden simplemente compartir?", preguntó Sofía mientras se acercaban.

Clara y Tomás se dieron cuenta de que todos estaban mirándolos y, un poco avergonzados, se quedaron callados.

"Es que siempre quiero ser el primero en elegir los juguetes", se quejó Tomás.

"Y yo quiero jugar con los más populares", contestó Clara, cruzando los brazos.

Mateo tuvo una idea.

"¿Y si hacemos un juego donde todos elijan un juguete por turno? Así cada uno tiene la oportunidad de jugar con lo que quiere, y nadie se siente excluido."

Los dos se miraron y empezaron a sonreír.

"Eso suena genial", dijo Clara, entusiasmada.

"Sí, ¡podríamos llamarlo 'El Juego de los Juguetes'!", agregó Tomás.

Mientras esto sucedía, Sofía, Lucas y Mateo decidieron que no podían quedarse sin balón. Así que fueron a buscar a los chicos mayores que habían tomado su pelota.

Cuando finalmente los encontraron, se acercaron con cautela.

"Hola, disculpen, pero ese balón es nuestro", dijo Lucas, tratando de sonar valiente.

"Sí, ¡por favor! Queremos jugar con él también!", añadió Mateo.

Uno de los chicos mayores, llamado Julián, se río y dijo:

"¿Y qué nos darán a cambio?"

Los amigos miraron a su alrededor, buscando una solución. Sofía tuvo una idea brillante.

"¿Y si hacemos un partido de fútbol? Si ganamos, nos devuelven el balón. Pero si ustedes ganan, se quedan con el balón y nosotros nos iremos sin quejarnos."

Julián pensó en esto por un momento.

"Está bien, aceptamos el reto. Pero, ¡tendrán que jugar duro!"

El partido comenzó, y aunque al principio parecía que los mayores tendrían la ventaja, Sofía, Lucas y Mateo trabajaron juntos en equipo. Al final, lograron empatar el partido gracias a una increíble jugada de Sofía.

"¡Fue un gran juego!", dijo Julián, sorprendido.

"Tienen talento, ¡se merecen el balón!", añadió mientras se lo entregaba con una sonrisa.

Los chicos se sintieron aliviados y felices, sabiendo que habían logrado recuperar su balón y también hacer nuevos amigos.

A medida que regresaron al recreo, vieron a Clara y Tomás jugando juntos con los juguetes, riendo y divirtiéndose. Sofía sonrió al ver cómo se habían resuelto sus diferencias.

Mientras todos jugaban, Sofía, Lucas y Mateo se acercaron a sus compañeros.

"¿Quieren jugar al fútbol con nosotros?", preguntó Mateo.

"Sí! Me encantaría!", respondió Clara.

Los niños se unieron y comenzaron a jugar juntos, olvidando por completo sus problemas. Y así, aquel día soleado en la Escuela Futura se convirtió en un día de diversión, amistad y compañerismo, donde todos aprendieron que, en el juego y en la vida, es mejor compartir y resolver conflictos juntos.

Desde aquel día, la clase prometió trabajar juntos y ayudarse mutuamente, convirtiendo cada recreo en una aventura llena de risas y juegos compartidos, donde todos eran bienvenidos a participar, sin importar sus diferencias.

FIN.

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